Efemérides:
Pamplona, julio de 1936 |
Hacemos, en justicia, un RECUERDA GENERAL, para que no se humille más la memoria de los navarros que dieron su vida por Dios y la Religión perseguida, por sus familias, sus libertades y la Patria, que ofrecieron y dieron su vida gratis y sin pedir nada a cambio.
Muchos se encuentran hartos de la repetida humillación que han sufrido los requetés, que ha sido socialmente repentina, pues antes se les respetaba muchísimo. Quizás se les respetaba porque no se dió la orden del desprestigio sistemático, y porque no pocos anticarlistas de hoy procedían de familias carlistas. !Pero qué me contarán estos malcriados! Aquí todo está orquestado, tanto las calumnias como el silencio. Y la prensa conservadora les hace el juego.
A ellos y a muchísimos españoles, se debe que España no cayese bajo el comunismo soviético. Por ellos fracasó la estrategia comunista sobre Europa, lo que no se lo perdonan.
Si esto "pica" a los marxistas y hoy a sus lacayos separatistas vascos-anti-vascos, que se "rasquen" donde les pica. Estando de nuevo codo con codo con los marxistas en 2023, los separatistas del PNV sólo buscan ventajas y privilegios para separarse cada vez más de España, y trasvasar alevosamente a sus cuentas el dinero de los españoles, sin desde luego reconocer que se equivocaron en 1936, como se lo dijeron aquellos nacionalistas navarros y alaveses que, en tales dramáticas fechas, se sumaron de mil amores a los "nacionales". "Yo era nacionalista, y no podía consentir que los nacionalistas se fuesen con los COMUNISTAS", decía un voluntario requeté, que salió carlista de la guerra.
Pues bien, los correligionarios del histórico ayer, carlistas de zapato, de albarca y generalmente de alpargata, exigen este sencillo RECUERDA nuestro. Ya es hora de mostrar las aguas pútridas y llenas de mentiras vertidas sobre ellos. También creemos que, ante el silencio cómplice de tantos, nuestra época va a pasar como la época de la vergüenza, y tendrá que dar cuenta de ello ate el Altísimo Jaungoikoa el día de su muerte.
Por qué lucharon los requetés?: Todo el mundo sabía que lucharon POR DIOS y POR ESPAÑA. Por la Religión y por la Patria. Es lo que dijeron ellos y lo que demostraron con los hechos.
En esto, coincidieron con muchísimos españoles políticamente "independientes", con los falangistas y con parte del Ejército, el leal a España. Coincidieron con ellos en los grandes conceptos, pero los carlistas tenían su PROPIA E INSUSTITUIBLE concreción. No en vano -es un ejemplo-, el alfonsino marqués de Rozalejo se hizo carlista, pues quedó admirado en contacto con la realidad, corrigiendo de esta manera su "error histórico" sobre el Carlismo. Las JAP de Gil Robles, ya inútiles, se disolvieron e ingresaron en los Tercios requetés y Banderas de Falange
Los requetés no lucharon por dinero -que casi ninguno tenían-, ni por situaciones de privilegio o de "clase" -pues muchos eran de campo y alpargata-, ni por el llamado fascismo, que era totalmente extraño a la tradición española y a su modo de pensar y hacer. Chorradas como éstas sobre el dinero, el dominio de clase y el fascismo, propagaban los jefes ideológicos marxistas -amigos de la mentira- de sus propios enemigos en el Frente, sin creérselo ellos por lo que veían ante sus ojos. El socialista Prieto (Inda) dijo que Navarra se había quedado vacía de mozos -por eso se podía estimular una reacción, como la hubo al comienzo de ésta desgraciada guerra- y que no había nada más peligroso en el frente que un requeté confesado y comulgado. !Y cuántas bobadas entona ahora la cantinela marxista...! Algo libres de tanta tontería, los anarquistas son algo más respetuosos, pues no en vano ellos y los trotskistas fueron masacrados por los comunistas.
Aquí terminaríamos, pero podemos DESARROLLAR lo anterior conforme a la letra impresa de las publicaciones carlistas.
RELIGIÓN. Los requetés lucharon por Dios. "Tú estás en todas las cosas, estás en ellas de una manera total; y la creación entera no te puede abarcar" (Confesiones, cap. 3).
Ante la imposición del laicismo por ciertas oligarquías atrevidas, que arrastraban ríos de desorientación, ignorancia y hasta odio, los carlistas trabajaron siempre por restaurar la confesión y la subordinación -liberadora y estabilizadora- de las instituciones políticas supremas, al reconocimiento y la Ley de Cristo ("Dilectissima nobis" Pío XI). No obstante, un reconocimiento tal de confesión religiosa, mantenía que las cuestiones exclusivamente temporales de la sociedad quedaban al libre albedrío de los hombres. Decir que 2 más 2 son 5, es tema que sólo juzgan y sentencian los hombres, como materia temporal aunque importantísima. Y sentencia Dios por la malicia y falta de caridad que puede encerrar.
Que el Estado tuviese una religión -la católica- también era la única manera de evitar el desconcierto, las manipulaciones y engaños, que podían anidar fácilmente en ciertas masas que estaban merced de una constante agitación, promovida conscientemente a través de una infatigable oratoria y una propaganda tan simplificadora como falsa, y el consiguiente control social de los grupúsculos milicianos.
El Estado con religión corregía la Constitución de 1931, y se concretaba plenamente como Unidad Católica, superando así la Constitución de 1876. Dicha Unidad Católica era el presupuesto de la misma España: querer abandonarla, sería caer en largos años de la más absoluta desorientación y crisis, generándose, tras la debacle -como la que estamos viviendo-, una "criatura" nueva, seguramente esperpéntica por ser éste un serio tema de raíz secular, vida, identidad y costumbres arraigadísimas de los españoles. El como se comportan los enemigos nos da de nuevo la razón.
Un mínimo de MORALIDAD Y HONRADEZ. Los requetés lucharon porque, ante la inmoralidad siempre engañosa y presentada como una falsa libertad, se respetase la moral universal y el derecho inserto en la naturaleza, que lógicamente abarcaba a todos los españoles. Nos referimos a la inmoralidad del matrimonio civil entre católicos o no reconocer valor civil al matrimonio canónico, nos referimos al divorcio, y al libertinaje amoral. Las milicianas "liberadas" fueron un lamentable ejemplo más del desastre moral, que sin duda produjo sufrimientos mil a ellas mismas, como también fueron lamentables los premios "carnales" a los milicianos. ¿Respetaron así a la mujer? Pero, !qué me cuentan de respeto y reconocimiento a la mujer...! Eternos sufridores, no saben lo que hacían.
EDUCACIÓN. Los carlistas defendían el derecho de las instituciones de la Iglesia a enseñar y educar, el derecho insoslayable de los padres a la educación de sus hijos, y una educación católica para la niñez y juventud católicas. También en la universidad. En la educación daban cita todos los supuestos del ataque revolucionario, que instrumentalizaba a su favor el Estado laicista y pre totalitario.
ESPAÑA. Los requetés lucharon por España, y clamaban que porque la patria -la casa y las cosas de los padres- "está en ruinas: repárala", Señor (id. Cap. 5).
Ellos vivían la Patria común, como unión de diversas y mancomunadas patrias menores, esto es, España o las Españas, formando una recia unidad en la variedad de los diversos Reinos históricos, que verían respetadas sus mejores instituciones, y que en no pocos casos iban a ser rehechas por las mismas comunidades interesadas. La evolución de la profunda diversidad española, forjó el "espíritu nacional común", que también se plasmó en importantes instituciones comunes, siendo la más importante la familia real. Dicha unidad no fue monolítica sino que era poliédrica. La diversidad no suponía la dispersión, sino el gran espacio de una repetida, constante y recurrente confluencia de caminos, formando así una gran vía amplia, cómoda y común. Variedad y unidad se corroboran y fortalecían mutuamente.
LA PATRIA ESPAÑA. La Patria eran todos los Fueros en su conjunto, derechos propios de cada Reino y Señorío, anteriores a la gran Comunidad nacional, a la Casa Real, y configuradora de la misma res pública (república en sentido etimológico). Si la unidad se basaba en la pluralidad, ésta se mantenía virgen en la unidad. De nuevo diremos que la unidad y pluralidad se suponían, se apoyaban y reforzaban mutuamente, originando una síntesis muy peculiar, como analógamente lo era la Hispanidad.
LOS FUEROS. Los Fueros transmitidos eran la concreción de cada Comunidad histórica, y a modo de su Constitución política, forma de vida, e instituciones sociales y políticas, lógicamente sostenidas por un enjambre de cuerpos sociales, libres y autárquicos, a los que servían y en donde se vivía el principio de subsidiariedad. La variedad lingüística y el trato por igual de la leguas era de justicia.
Durante cien años, la Casa de Borbón, en la rama dinástica de Carlos V, había bregado contra la secularización y el laicismo, poniendo a Dios en el primerísimo lugar en los Fueros y las leyes fundamentales. Bregó por la unidad verdadera -y sin fórceps- de creencias religiosa, morales y de civilización. Trabajo contra la desvertebración social, centralista y uniformadora.
TRABAJO, SALARIO, PROPIEDAD, SINDICATOS, ASOCIACIONES Y PROPIEDAD. ¿Qué ignorante ha dicho que el Carlismo se olvidaba de todo esto?
En realidad, el Rey, las familias españolas, y las comunidades formadas por ellos dentro y fuera de sus municipios, defendieron la propiedad común de los pueblos, rechazaron la desamortización civil y eclesiástica contrarias a la Iglesia y a los municipios, a su derecho de propiedad y a los derechos adquiridos de los que menos tenían. Buscaron reconducir el ejercicio del legítimo derecho de los terratenientes del Sur de España. Propugnaban que todos tuviesen al menos algo de propiedad. Exigieron el salario digno y familiar, tuvieron presente la cuestión social, estimularon las agrupaciones obreras, fundaron los sindicatos libres, y animaron y fueron parte activa del cooperativismo. Se preocuparon mucho por la educación de las clases populares y desfavorecidas, y además apoyaron a las muchas instituciones de la Iglesia que lo hacían. El catolicismo social fue muy importante en toda España.
REY. Así, la Casa Real, por su legitimidad de ejercicio, merecía el reconocimiento de su legitimidad de origen, gobernando con las Cortes e instituciones sociales en aquello que correspondía a cada una: a cada cual lo suyo, en mutuo apoyo y ayuda.
Precioso cuadro de un tercio carlista. El Cristóforo es el que la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz adoptó como insignia y enseña en su fundación en Pamplona el 26-XII-1939. |
Fermín de Musquilda
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