Faro de luz
Hemos leído el criterio sobre los indultos del sr. arzobispo de Oviedo, y observamos que en pocas palabras dice todo lo que él podría decir. Les copio el enlace:
El arzobispo de Oviedo habla en términos claros y con caridad, lo que contrasta con la voz vacía de otros de sus compañeros en el Episcopado en España, y también con las palabras políticas de los señores obispos de las diócesis que se encuentran en el Principado de Cataluña.
Hoy, los obispos en Cataluña que complacen los caprichos del mundo, pueden buscar cubrir el vacío que supone el incumplimiento de su misión, que es trabajar sobre todo y únicamente por la Fe católica y la moral natural de sus diocesanos. Si estos pastores con piel de oveja, hablan de la nueva evangelización, quizás sea porque no se enteran mucho de ella, les es fácil hacerlo porque les remite al futuro, cubren así sus propias carencias pastorales, y dejan el duro trabajo a sus sucesores.
Allá se queden los obispos en España con su flojera, y allá los obispos de la parte catalana cuando se entregan a la causa del nacionalismo, el pelotilleo, y la ciudad temporal. La flojera de los primeros expresa que el Principado es una preciosa parte de España, pues las virtudes, defectos y hasta errores, son comunes a todos en la vieja piel de toro.
Desde hace mucho tiempo, el alto clero en España ha apostado por causas políticas y temporales. En su día fue por la llamada Democracia, luego la Diócesis Vasca, más tarde y hoy la Conferencia Tarraconense -que ni ha existido ni existe-, y por coquetear con todos los Gobiernos por muy contrarios a la ley natural y a la ley divina que sean.
Al glorioso episcopado español anterior a la Cruzada, el de la Cruzada que no experimentó ni una sola apostasía, el de la reconstrucción y la paz posterior, le ha ido sucediendo -siempre hay excepciones pero parece que aún no forman mayoría- un episcopado que hace directa e indirectamente política, y de la mala, que paraliza sistemáticamente a los laicos y seglares que quieren una política católica, mientras, como pena o castigo, contempla atónito la sangría que sufre la fe católica de los españoles, en la que sin duda ellos tienen mucha culpa.
Ya vendrán ahora los cardenales Cañizares y Rouco, y otros de la nueva tanda, poniendo cadalsos a las consecuencias a la vez que colocan tronos a las premisas. Esto es lo que hacen cuando ensalzan a los responsables de tantos males -don Juan Carlos, Adolfo Suárez-, y apoyan una Constitución laicista, fruto de una época en la que España y los españoles fueron trágicamente ENGAÑADOS, votaron una Constitución SIN DIOS, se deshicieron a sí mismos y burlaron a su madre España. ¿QUIÉNES Y CÓMO engañaron a los españoles, se prestaron a ello, lo toleraron e incluso aprobaron? Los españoles fueron ENGAÑADOS por su alto clero en general (salvo el cardenal Primado de España -casi nada- y ocho obispos que le apoyaron), estos por el miedo escénico, por el presidente de gobierno Sr. Suárez que creo su UCD desde el Gobierno, y por don Juan Carlos que eligió a éste último. ¿Y quiénes estaban detrás don Juan Carlos?
De aquellos lodos, estos barros.
Y las almas embadurnadas y atrapadas en el suelo.
Ramón de Argonz
