OPINIÓN
Ante la Moción del Parlamento de Navarra del 4 de febrero de 2015
HEMOS RECIBIDO la opinión de un amigo vizcaíno sobre la Laureada del escudo de Navarra y
lo que ésta significa. Importa aclarar esto ante los errores y tergiversaciones por un lado y las calumnias contra cierta asociación -uno se entera que lo son- por otro, vertidas desde la tribuna del Parlamento de Navarra, y ante las
disposiciones
draconianas y totalitarias de dicho Parlamento
de Navarra el día 4 de febrero de este mismo año.
Socialistas, filomarxistas y separatistas no quieren progreso, sino que quieren regreso ¡de más de 75 años!, que en
ellos ya es obsesivo y, en algunos republicanos de pacotilla –también Stalin y
Mao serían republicanos-, raya en el guerracivilismo.
Muchos tradicionalistas-carlistas sufrieron después de la guerra, para nosotros Cruzada, y a la Comunión Tradicionalista le incautaron
periódicos, círculos, organizaciones, la misma voz etc. (Fal Conde
fue desterrado y años después Mauricio de Sivatte será amenazado…) y no están erre que erre
con esos dolorosos recuerdos. A la Comunión Tradicionalista le incautaron todo su patrimonio (salvo “El
Pensamiento Navarro” que era de una editora particular) y nadie se lo ha
devuelto a pesar de haberlo pedido, mientras que quienes tanto critican al llamado “franquismo”, tras
la ruptura política de 1976 se cobraron pero
con creces de los bienes del Estado.El llamado izquierdismo y separatismo están viviendo de rentas políticas bien explotadas desde hace tiempo. ¿Creativos para solucionar los verdaderos problemas?: nada de nada. Eso sí, a machacar a los demás.
Recuerden que delante del mismo general Francisco Franco en calidad
de Jefe de Estado, los carlistas José Ángel Zubiaur Alegre y Auxilio Goñi representantes del tercio de familias, entre
otros pocos, votaron por entonces “No” a la sucesión de don Juan Carlos a título de rey. Tuvieron
coherencia y hombría. Por su parte, los citados grupos políticos del actual Parlamento
de Navarra del día 4 de febrero, han vivido y crecido bajo la monarquía
constitucional, de la que se han aprovechado muy a gusto, resentidos a su vez por
una derrota militar ¡de hace 75 años! y como hipócritas de conveniencia. Sólo ahora sacan la bandera republicana, con la gran torpeza de querer confundir la República con ellos, como hicieron algunos de sus abuelos. Y no
pocos de los que alardean de republicanos y secesionistas lo son tanto como lo
serían Stalin o Mao.
Una cosa corregiría a nuestro amigo carlista vizcaíno. Y es cuando dice: "Los que hoy mandan pretenden que nos olvidemos de la triste situación a que sus antepasados ideológicos nos habían llevado en 1936". Pues mira, amigo Carlos, no pocos de los que ahora -y antes, que el tiempo pasa para todos- se sientan en poltronas democráticas, proceden familiarmente de "franquistas", término éste tan hipócritamente denostado hoy. Aunque esto es secundario en el tema que nos ocupa.
La mayoría simple del Parlamento de Navarra del día 4 de este mes, se ha mostrado mucho más sañuda y totalitaria de lo que podía pensarse.
Ramón de Argonz
OPINIÓN
FRANQUISMO Y
ANTIFRANQUISMO HOY.
Con el término franquismo se designa al
periodo en que el General Franco dirigió los destinos de España, desde 1936
hasta su fallecimiento en 1975.
No es un periodo homogéneo sino
evolutivo. Comienza con la guerra en la que España se libra de la democracia
que la había llevado al caos y termina con la entrega de España a D. Juan
Carlos de Borbón, lo que constituye la puntilla a los ideales que conformaron
al bando que venció en 1939.
Hoy mandan los derrotados en 1939. Si no
plenamente en las personas y organizaciones, sí en los principios. Las personas
y organizaciones vencidas, no se conforman con su victoria presente. Como si el
fantástico “túnel del tiempo” fuera posible, pretenden ganar la guerra de 1936-1939. Con su ley de
“memoria histórica” aspiran a cambiar los hechos pasados, algo que ni el mismo
Creador hace. No tienen más posibilidad de acción que borrar el recuerdo de los
hechos. Y cambian el nombre de calles y plazas. Y desmontan monumentos. Y
suprimen títulos. Todo con mucha saña. Y denominan eso acabar con el
franquismo.
Durante la primera semana del Alzamiento,
los requetés de Navarra fueron los dueños de Logroño. Su presencia fue capital
para que los indecisos de las unidades militares de la guarnición se decidieran
a unirse a la rebelión. Fueron los amos de Logroño y podrían haber derribado
la estatua de Espartero. No se les
ocurrió tocarla. Recordaba una parte de la historia, funesta para España, que era conveniente recordar.
Algunas veces me han preguntado:
“¿Sacarías del Escorial los restos de los usurpadores?”. De ninguna manera: su
presencia allí es recuerdo de una parte de la historia de España que debemos
evitar se repita.
Hoy nos encontramos con que han suprimido
del escudo de Navarra la Laureada. Dicen que es un resto del franquismo. Es el
recuerdo de una realidad. Y es que España estaba dominada por unos ineptos (lo
menos grave que se puede decir de ellos) que la mantenían en el caos. El pueblo
español se levantó para salvarla. Y en ese gesto tuvo una parte ejemplar y
capital Navarra. Por eso se le concedió la Laureada. La impuso el General
Franco porque ostentaba el mando. No la impuso por capricho sino obligado por
la realidad.
Los que hoy mandan pretenden que nos
olvidemos de la triste situación a que sus antepasados ideológicos nos habían
llevado en 1936. Y para ello necesitan que desaparezca el recuerdo del heroísmo
con que Navarra salvó a España.
Un carlista vizcaíno