OPINIÓN
Para pensar un poco… en esta campaña vacía de ideas
La partitocracia y el individualismo no son representativos
ESTO ES GRAVE. Una de las grandes paradojas, equívocos, e ideas torcidas de nuestros
días es que el actual sistema y la actual política en España son representativos.
Pues bien, no es representativo por el sujeto que representa, el sujeto representado,
y el cómo se representa.
Hoy el sistema no es representativo.
¿Quién representa?
La partitocracia monopoliza la representación, y excluye de ella los
cuerpos e instituciones sociales.
Un diputado no representa a sus votantes concretos sino dice representar
a toda la nación, para poder decidir sobre toda ella. Así, Navarra no se
representa a sí misma.
No hay mandato imperativo sino un cheque en blanco.
No hay juicio de residencia o control de la fortuna y deudas personales
que pudieran viciar la actuación del diputado y frenar la corrupción.
¿A quién se representa?
Se llama al hombre soberano pero
éste es guiado decisivamente mediante la propaganda, muchas veces engañosa, de
marketing y hasta subliminal.
El soberano es un individuo
que, considerándose así, pone en jaque todas sus relaciones y compromisos
sociales, de modo que el gobernante elegido puede hacer tabla rasa de dichas
relaciones y compromisos ya como tales ya en su alteridad política, afectando además
al propio votante y a todos los demás individuos que están en relación con él.
El individuo soberano tiene un
marco previo, está dominado por lo políticamente correcto, el gran capital
privado y el Estado se controlan los medios de comunicación. Hay muchas
personas y sectores que no tienen voz.
El supuesto soberano puede decidir
sobre todo lo divino y lo humano, y cuando vota entrega todo para al día
siguiente hacerse esclavo del electorado ganador, que le devuelve los derechos que
la nueva mayoría quiera, convertida en amo. Hoy, cualquier derecho humano puede
estar en entredicho. En este sistema los derechos del hombre están siempre
constituyéndose.
La representación ignora los intereses
reales de las personas e instituciones sociales, al hombre en relación, al
que se le aísla y enfrenta con otros. Cada partido responde a posibles
intereses con añadidos mil y quizás contradictorios.
Se dice representar a los que no votan ni pueden votar, a los que
quisieran conocer y saber de todo aunque estos simplemente no existan, y a los
que sólo aportan impuestos sacados con la fuerza de la ley.
¿Cómo se representa?
Hoy la llamada democracia es una oligarquía de partidos. No hay una
verdadera política de intereses nacionales sino de internacionales ideológicas.
Hoy, la izquierda, el centro y la derecha son de hecho esencialmente
iguales: contrarias a Dios y al hombre. Basta ver su punto de partida ideológico
e institucional –constitucional- y las leyes que dictan. Lógicamente siempre
habrá alguna diferencia para recibir apoyos de quienes se oponen a tanta
morralla. Hoy, PSOE y Podemos están en
contra del derecho a los padres a la educación de sus hijos, aunque PP y
Ciudadanos lo están en parte guardando ciertas apariencias.
El relativismo sociopolítico ha originado el rodillo de las mayorías
–sobre todo sin son de izquierdas- y la concentración de los tres poderes del
Estado.
Hoy el relativismo (el todo vale, como si se dispusiese a su antojo sobre
el honor y derecho de Dios, sobre las vidas humanas y sobre las rentas de los
agentes económicos), el relativismo –digo- origina un totalitarismo
antiparlamentario y un Estado totalitario, sin límites, que concentra el poder
y se presenta como creador de los derechos y hasta el creador del derecho a ser
oposición.
Hoy, la dinámica de la política, cada vez más dividida y decadente, es
totalmente ajena a la dinámica de la sociedad. La política dominada por la
partitocracia envuelve, dirige y transforma la sociedad, que hace suya. Es el
cautivo que elige a su captor. Pero por eso en España todo es desajuste y
cabreo.
¿Qué es Navarra? ¿Cuáles sus libertades como pueblo?
Navarra, Reino cristiano, ni se compra ni se vende. No está en almoneda.
Ni en subasta. Está por encima de la partitocracia.
Navarra es la patria chica de los navarros, pues la patria grande es
España o las Españas.
Navarra es una en la variedad, y ni se anquilosó en la Edad Media, ni se
atascó en 1512, ni renuncia a su maravilloso camino con el resto de los
españoles siempre que se salvaguarden sus derechos originarios –eso es el
fuero-.
Navarra quiere para la esperanza, el respeto a
la Tradición. Para el futuro, los Fueros,
que son libertades honradas y cristianas. Navarra quiere una verdadera representación social y de instituciones,
lejos de quien modela la opinión con malas artes y de quien perdona presiones
de pistola.
Navarra tiene a Dios Jaungoikoa como Señor:
¿Quién como Dios? La religión católica de sus padres es el sustrato que nos
define y donde nos definimos. Y la casa y la familia son Fuero. Y el matrimonio
y el derecho de los padres a la educación al margen del estado totalitario,
también. Y la vida humana del concebido y aún no nacido es el primer Fuero, sin
el cual todo es negociable. Sin Fuero cualquier cosa es parte de un juego de
cromos.
¡Basta de partitocracia totalitaria y de pensamiento único!
Hay realidades que son, que son derechos, y que son innegociables. Navarra
se representa a sí misma, desde sí.
José Fermín de Musquilda
Pamplona, 24-VI-2016