Esplendor en la FESTIVIDAD del Corpus Christi en Pamplona, mal que pese al sr. alcalde EH-Bildu
LA MÚSICA ha acompañado con entusiasmo todo el recorrido de la procesión del Corpus Christi en Pamplona este domingo 18 de junio de 2017. Una procesión ésta que se celebra en Pamplona durante siglos, reclamada e impulsada por la gran piedad popular y religiosa a Jesús Sacramentado. Así ha sido secularmente en todos los Ayuntamiento de Navarra y el resto de España. Una procesión a la que casi siempre ha asistido el Ayuntamiento en pleno. Una procesión que, concurridísima siempre de pamploneses, el Ayuntamiento ha costeado tradicionalmente algunos de sus gastos como la alfombra verde al paso del Santísimo o el servicio de esa orquesta tan querida por todos que es "La Pamplonesa". Ya el año pasado el alcalde Asirón EH-Bildu (alcalde del cuatripartito y de los suyos porque para la korrika sí hubo 30.000 euros) retiró los 2.000 euros del coste de la alfombra verde que los vecinos llenan de pétalos al paso del Santísimo. Este año, el alcalde de EH-Bildu ha quitado el gasto de "La Pamplonesa" con la excusa que "hay que mirar al siglo XXI" y que hay que sustituir la música de la procesión por la música en los barrios (una medida "sectaria y malintencionada" según varios ediles). Así se matan dos pájaros de un tiro -¡pobres pajarillos!-: se castiga a "La Pamplonesa" y se castiga a los pamploneses que celebran el corpus por las calles. Desde luego, el Ayuntamiento del "cuatripartito" ya no asiste a la procesión para acompañar también a miles y miles de pamploneses, quedando sólo algunos ediles a los que el Dios bueno pagará su acción. El Ayuntamiento quiere así volver al mundo pagano.
Pues bien; una vez más, LA MÚSICA ha acompañado al Santísimo. ¿Cómo? Pues muy fácil: un colegio de Pamplona ha ofrecido con un gran éxito sus músicos a los organizadores de la procesión. Ese colegio ha tenido el refuerzo de voluntarios de la banda municipal de Artajona. Ahí han desfilado músicos mayores y pequeños músicos con sus clarinetes, flautas, flautas traveseras y otros instrumentos de viento-metal, con el aplauso continuado de los pamploneses. No creo que el Santísimo esté celoso de sus pequeños músicos; todo lo contrario, pues estará encantado. Por cierto, que hemos escuchado agradecidos buena música y además durante casi todo el recorrido. Sí, la banda se ha prodigado en esfuerzos y dedicación, y a la altura de la calle Zapatería y Pozoblanco, ¡si sonaba casi tan bien como "La Pamplonesa"!
¡Ah, la banda ha unido su colorido y sones al Santísimo, que ha sido llevado por el Sr. Arzobispo bajo un paraguas blanco como palio, en vez de ser porteado en el bellísimo ostensorio de la catedral de Pamplona bajo del también bellísimo templete eucarístico! Antes de empezar el recorrido, hemos asistido a este cambio por primera vez en nuestra vida. Alguna explicación tendrá. Pudiera ser evitar el calor a los porteadores, el piadoso esfuerzo del sr. arzobispo al recorrer con la custodia el Casco Antiguo de la ciudad... Nos enteramos después que el paso habitual de la custodia, que vemos en la imagen, le falló una rueda al salir de la catedral.
También hemos asistido a otros cambios respecto a la procesión de otros años. Así, en tres lugares del recorrido se han rezado dos jaculatorias con megafonía: "Viva Jesús Sacramentado" y "Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar": esto es, al salir de la S. I. catedral, en el pórtico de la parroquia de San Cernin, donde estaba expuesto un altar con Ntra. Sra. del Camino, y en el pórtico de la parroquia de San Lorenzo, donde otro altar exponía al patrono San Fermín. En esta ocasión se ha recuperado la tradición barroca y popular de estos altares que reciben al Santísimo, expresión muy pedagógica y bellísima para el alma al contemplar cómo la Madre del Señor y el co-Patrono de Navarra salen de sus santuarios a recibir al Señor en su paso por la ciudad. En las dos parroquias del recorrido procesional, el coro de música ha ofrecido sus expresiones de alegría y, al fin, la banda ha interpretado el himno de las Cortes de Navarra, como antes al comienzo del recorrido en el atrio de la catedral.
El sol brilla en lo alto. El calor se deja notar. La alegría de los pamploneses ha sido mayor que el año pasado, pues han salido en mayor número y con más fervor a la calle, quizás para recordar al Sr. alcalde sus obligaciones para con Dios y los ciudadanos. Una riada de niños vestían por segunda vez sus trajes de Primera Comunión. Más reposteros hacia la calle y estandartes de las parroquias colgantes a lo largo del recorrido. Más cantos continuados. Que el feo o desfachatez del Ayuntamiento de la ciudad dominado por el cuatripartito sea compensado con el fervor y presencia de los pamploneses a lo largo de todo el recorrido.
Está visto que los católicos perezosos o tibios reaccionamos cuando vemos las orejas al lobo. Pues bendita reacción. Que reaccionar no debe tener mala prensa si es al estilo de, por ejemplo, una vacuna, o el aprobado de última hora que recibe el estudiante.
Desde luego, aquí no se ha querido poner mal a nadie, y menos al Sr. alcalde, sino hacer una gran afirmación cristiana de vida devota, mostrar en público nuestras profundas creencias máxime cuando tanto se ofenden impunemente en público, mantener las buenas tradiciones de la ciudad, y valernos por nosotros mismos. Esto último no oculta que estaría muy bien que el Ayuntamiento se involucrase en la procesión como lo hace en otros actos tradicionales, como siempre lo ha hecho, por quererlo una buena parte de pamploneses, y, sobre todo y aunque no se lo plantee, para dar a Dios reconocimiento y culto por ser Él quien es. También la autoridad le llega al Sr. alcalde, en última instancia y aunque sea elegido por las urnas, de Dios mismo, que ha hecho al hombre sociable por naturaleza. Eso le obliga a su vez a actuar muy bien, con justicia y pensando en el bien común.
Sí, ha sido una mañana espléndida.
José Fermín Garralda
18-VI-2017
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