2014 La Batalla de Lácar
"Las guerras carlistas en tierras de Iranzu"
Dios - Patria - Fueros - Rey
El Carlismo es presente, pero tiene un pasado vigoroso, como la Tradición de España que es y representa. El Carlismo era y es una sociedad, con la naturalidad de la vida cotidiana, que en momentos extremos se organiza incluso militarmente aplicando el derecho a la defensa propia.
Aunque el Carlismo estuvo presente -y hoy lo está en la medida de sus posibilidades- en la vida ordinaria, social, municipal y política, y lo hizo a través de las familias, instituciones sociales, prensa, revistas y propaganda, asociaciones y representación al Congreso y el Senado de España -en esto último hoy no-, INTERESAN desde el punto de vista histórico y lúdico los Actos siguientes:
Representación de la batalla de Lácar 1875. Teatralización de unas de las batallas más importantes de las Guerras Carlistas -o anticarlistas-: 21 de junio
Escenificación teatralizada de otra de las grandes grandes batallas de la Tercera guerra carlista, ambientada en el siglo XIX: la batalla de Abárzuza 1874. La Muerte del general Concha: 9, 10, 16 y 23 de agosto
Del 15 de junio - Eraul: charla y actuación
21 de junio - LÁCAR: Representación
22 de junio - Lorca: charla y música folk
9, 10, 16 y 23 de Agosto - ABÁRZUZA: Escenificación teatralizada
Con permiso.
Hemos de agradecer esta iniciativa y preciosa representación que desarrolla plásticamente la memoria histórica. Sólo falta que estuviese presente en la escena S.M.C. Carlos VII de Borbón y Austria-Este, rey de las Españas. En España el rey sólo podía reinar porque gobernaba, y ser legítimo si lo era de origen y de ejercicio, siendo ésta última legitimidad la más necesaria (rex eris si recte facias, si non facias non eris: serás rey si obras bien, si no obras bien no lo serás).
Por eso, si pasamos a la actualidad, no podemos estar con don Juan Carlos y con su hijo don Felipe. Las repúblicas coronadas y una república poco se diferencian; si la república coronada engaña y paraliza lamentablemente a muchos cuando desempolva de alguna manera la popularidad y brillo de la institución monárquica a recuperar, la república lisa y llana se aleja todavía más de lo que ha sido la monarquía en España, en sus elementos constitutivos de católica, social y representativa.
Muchas veces se habla, escribe y recuerda el Carlismo en el ámbito bélico, con olvido de sus asociaciones laborales y sociales, su prensa y sus representantes a Cortes y el Senado. Esté tranquilo el espectador que todo llegará. No puede identificarse al Carlismo y los carlistas con las guerras, por muy defensivas que sean, pues si estas fueron posibles in extremis es que aquellos eran muchísimo más. Una identificación abusiva viene muy bien a los enemigos de ayer y actuales de todo lo que signifique Carlismo, aunque reconocemos que la economía del turismo y la dimensión lúdica de la vida conllevan, con éxito, estos espectáculos que, sin lugar a dudas, hemos de agradecer.
Ramón de Argonz y de la Urrutia (en memoria del General carlista Ramón Argonz, gobernador militar de Estella y comandante general de los carlistas navarros hacia el final de la guerra, marqués de la Fidelidad)
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