Fiestas de San Fermín y navarridad. 2024

 Felicidades

PAMPLONA entera y nuestros muchos miles de visitantes, honramos al glorioso San Fermín. Hoy, día 7 de julio, celebramos la festividad religiosa y civil de San Fermín, como copatrón de Navarra y patrón de la diócesis de Pamplona. 

Nuestra más completa enhorabuena a todos los pamploneses y navarros, que nos visitan desde todos los rincones del milenario Reyno. 

La fe y religiosidad de los pamploneses y navarros inunda las calles y plazas por la procesión del santo mártir y primer obispo de Pamplona, para gritar a la faz del mundo: "¡Viva San Fermín, Biba!". El pañuelico de San Fermín se anuda al cuello como muestra de la sangre que el mártir derramó en la ciudad gala de Amines, teniendo el 25 de septiembre reservado para la fiesta del martirologio de San Fermín. En los pueblos de Navarra sus vecinos mantienen la costumbre de utilizar el pañuelico en sus fiestas mayores.

En 1591 San Fermín comenzó a recibir culto el 7 de julio, pues hasta entontes su festividad era el 10 de octubre. La diferencia es clara: mientras octubre el tiempo es fácilmente deslucido, el julio hace muy buen tiempo -además de alguna que otra tormenta-, sumándose a la Feria y alboroto inherente al comprar y vender, Feria que se comenzó a celebrar en 1381 y se mantuvo todo el sigo XVIII. 

Si en 1624 las Cortes del milenario Reyno de Navarra declararon a San Francisco Javier como patrono de Navarra, 33 años después, en 1657, el Papa Alejandro VII dispuso que él y San Fermín fuesen sus copatronos, poniendo con ello fin al pleito mantenido entre las instituciones clericales y el Ayuntamiento o Regimiento pamplonés. 

En el semanario diocesano de la Iglesia en Navarra se dice: "Ahora es tiempo de disfrutar de estas fiestas, de vivirlas a tope en toda su esencia, lo que significa también vivirlas religiosamente, Sobre todo religiosamente. Pues se celebran para honrar y recordar a este mártir cristiano gracia al cual en Pamplona hay todavía Esperanza" "La Verdad", nº 4.374, 5-VII-2024, pág. 27).

Pedimos al santo patrón que así como nos esmeramos en celebrar su fiesta durante nueve días, incluida su víspera, pongamos el mismo interés es trabajar todo el año por la navarridad, que incluye preferentemente un compromiso cristiano en la vida pública.