Les han abandonado
SIN QUE LES FALTE PARTE DE RAZÓN, LO SENTIMOS por ellos. No les quieren. Sus antiguos amigos -con fama de marxistas y separatistas- les abandonan. Los ex huguistas ya no son necesarios. Fueron utilizados como cipayos para intentar "cargarse" el Carlismo, para vencer a los carlistas, y, una vez trabajado esto durante más de 40 años -más que los años que gobernó el general Franco-, ya no les son necesarios. Ahora los ex huguistas se quejan. ¿Qué creían cómo les iban a tratar? Roma no paga... -se dice-. Lo sentimos por los que quedan de ellos -ya mayores-, pues no dudamos de su buena fe, aunque se hayan equivocado de lleno durante décadas y hayan servido sin darse mucha cuenta a las ideologías de quienes ahora les abandonan.
Desorientados los ex huguistas por sus reiteradas equivocaciones , quisieran volver a lo básico de la tradición de sus padres. Sus mayores -que son los nuestros- eran buenos padres de familia, buenos profesionales, amigos del asociacionismo y sindicalismo no politizado, buenos católicos -de fe profunda y largas obras- y buenos parroquianos, defensores del mundo laboral y de una economía social, buenos ciudadanos..., con ideales, un proyecto de vida, serviciales y sacrificados. Sí, un ejemplo de vida.
Incluso "Diario de Navarra" utiliza esta vez una fotografía muy desfavorecida. (En otra ocasión les fotografió la fila de asientos con todos mayores). El lector advierte cómo año tras año este diario aplaude todo lo que sea perjudicar al Carlismo, ya sea recordando a los que -mayores y sin sucesores- han permanecido en los errores anticarlistas del "huguismo" (su fundador les abandonó tras su primer fracaso electoral en la llamada "transición"), ya mostrando una tribuna de oradores casi vacía con ausencia de pueblo en el pasado acto de mayo, ya callando totalmente a la Comunión Tradicionalista Carlista. Allá ellos, que no debemos nada a tal prensa convencional.
No se han podido "cargar" el Carlismo que fue, porque el pasado no se puede borrar. Más; es evidente la necesidad que España tiene de los principios e inspirarse en la tradición española, que recoge y plasma el Carlismo. Y qué decir de los carlistas. Tampoco se los han podido "cargar": si muchos han fallecido siendo leales en sus casas o trabajando por la Causa, tienen descendencia juvenil, lo que junto con la religión católica es la única esperanza de la sociedad española. Y también hay nuevos carlistas, es decir, españoles que han descubierto en la tradición la solución a sus inquietudes. Y los que esperamos habrá.
Quienes apoyaron a los huguistas quisieron perjudicar al Carlismo y a los carlistas, porque querían perjudicar la memoria de nuestros padres y abuelos, la comunidad navarra, a España misma, y al resto de Israel que es la Cristiandad como la única vía de salvación y convivencia en el bien.
Los que quedan del naufragio huguista que vuelvan a su casa de donde nunca debieron salir.
Desengañémonos de los intereses partitocráticos de ayer y hoy. Lo mismo de las rupturas con nuestra tradición y con las grandes verdades que ésta asienta (Dios Jaungoikoa, Patria fundada en sus Fueros, y un Rey legítimo que viva pobremente cuando el pueblo está pobre). Desengañémonos de los que no quieren esclarecer qué pasó en aquel 1976 y que tanto perjudicó a los carlistas y a la España de siempre. Lo mismo de los que se esconden y quedan anclados en 1976... y de los que hacen de la huida hacia adelante su plato fuerte. Aurrerá y siempre p'alante.
Ramón de Argonz
Pamplona/Iruña, 10-V-2017
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