AGENDA
Día de la
Dinastía legítima
La Junta Regional Carlista
de Navarra – CTC
le invita a la Santa Misa del
VIERNES 4 de noviembre,
festividad de San Carlos Borromeo,
a las 20:00 horas
en la capilla Juan Pablo II de la
parroquia de San Nicolás de Pamplona
(rincón de San Nicolás-Casa Paco)
La Dinastía fiel al pueblo español contra el Liberalismo y la
irreligiosidad en la vida social y política, exigió que, si el país estaba
pobre, viviesen pobremente el rey y sus ministros.
La Dinastía insobornable.
MONARQUÍA DE
VERDAD
La
monarquía de España o las Españas es eminentemente popular. Defendió al pueblo
llano, al vecino débil, a la familia, las instituciones sociales y laborales,
los sindicatos libres y no politizados, la personalidad municipal y los
comunales, la verdadera representación social.
Defendió
a las llamadas clases trabajadoras -urbanas y rurales-, la propiedad
individual, colectiva e institucional, y el salario familiar para que todos los
miembros de la familia viviesen dignamente.
Se
opuso a la desamortización o latrocinio de los bienes de las instituciones
asistenciales, municipales y de la Iglesia.
Ello es
correlativo a su carácter de monarquía católica. Se tomó muy en serio la
Doctrina Social de la Iglesia, y también por eso sus reyes fueron admirados y
amados, en oposición a la denominada “monarquía” liberal o liberal-socialista,
que –mera apariencia de monarquía y sujeta a cambios y recambios tácticos- nada
hace, vive del cuento, “reina” con la ley del aborto, y se sujeta
sumisa a las grandes finanzas y a los centros del poder internacional. Una
caricatura tal de monarquía es lo mismo que una República.
Sea
cual fuese la realidad sociológica, las cosas claras y el chocolate espeso.
Más:
"Ahora, al pobre pueblo se le ha chupado la sangre y dejado desnudo... En
cambio, para engañarle se le ha puesto sobre la cabeza una corona... de
espinas" (Aparisi Guijarro). RdeA.
* * *
“¡Adelante, mis queridos carlistas! ¡Adelante por Dios y por
España! Sea ésta vuestra divisa en el combate, como fue siempre la mía y los
que hayamos caído en el combate, imploraremos de Dios nuevas fuerzas para que
no desmayéis.
Mantened intacta vuestra fe, y el culto a nuestras tradiciones, y
el amor a nuestra Bandera. Mi hijo Jaime, o el que en derecho, y
sabiendo lo que ese derecho significa y exige, me suceda, continuará mi
obra. Y aun así, si apuradas todas las amarguras, la dinastía legítima que nos
ha servido de faro providencial, estuviera llamada a extinguirse, la dinastía
de mis admirables carlistas, los españoles por excelencia, no se extinguirá
jamás. Vosotros podéis salvar a la Patria, como la salvasteis, con el Rey a la
cabeza, de las hordas mahometanas y huérfanos de Monarca, de las legiones
napoleónicas. Antepasados de los voluntarios de Alpens y de Lácar, eran los que
vencieron en las Navas y en Bailén. Unos y otros llevaban la misma fe en el
alma y el mismo grito de guerra en los labios”.
“Nuestra Monarquía es superior a las personas. El Rey no muere.
Aunque dejéis de verme a vuestra cabeza, seguiréis, como en mi tiempo,
aclamando al Rey legítimo, tradicional y español, y defendiendo los principios
fundamentales de nuestro Programa”.
Carlos VII, Testamento político,
Loredán, 6-I-1897.
Día de la Dinastía,
Comunión Tradicionalista Carlista de Navarra, 4 de noviembre de 2016
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