Con una gran pena estamos asistiendo a los desmanes de los separatistas en Cataluña -malos catalanes-, mientras gran parte de los catalanes y residentes en el Principado permanecen en sus domicilios, callados y aguantándose las ganas que para eso pagan a la policía. Además, mañana hay que trabajar y ganarse la vida.
Los que provocan los desmanes están encantados con la suave sentencia condenatoria a los cabecillas del procés, pero tienen que jalear su separatismo exigiendo la absolución de unos jefes que hace no mucho dieron ante toda España y por televisión, su golpe de Estado.
El mundo separatista funciona al revés, por lo mismo que el nacionalismo enloquece a los que están poseídos por esta ideología pasional, mentirosa y disolvente del siglo XIX, que es fruto del liberalismo, al que los carlistas o tradicionalistas se enfrentaron con la vida. Es una fortuna que muchísimos catalanes de pro no sigan la actual deriva separatista, antiespañola y violenta, contraria a las propias raíces del Principado de Cataluña.
Más españoles que nuestros mayores catalanes y vascongados no los hay en toda España. Hoy la salvación de España pasa por el núcleo SOMATEMPS de actúa en el Principado.
F. de M.
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