PÍO MOA sobre Rajoy, el PP y Cataluña
Tomado de Gaceta info
APENAS QUEDA ESPERANZA, PERO LA HAY
Pío Moa 11.XII.2017
Dice Rajoy que “nadie podía prever” lo de Cataluña. Evidentemente lo podía prever cualquiera, y de hecho los preveíamos mucha gente. Por mi parte llevo 13 años estudiando, explicando y denunciando tanto la deriva separatista como la complicidad de los sucesivos gobiernos con ella. Y escribí el primer estudio conjunto del ideario e historia de los separatismos vasco y catalán en relación con la evolución de España en el siglo XX. Trabajo inútil ante los rajoyes satisfechos de su ignorancia que predominan en nuestra desdichada política, a derecha e izquierda.
Rajoy está adquiriendo una responsabilidad no solo legal sino histórica gigantesca, y parece no darse cuenta siquiera. Después de una declaración semejante, debería dimitir, por confesión abierta de manifiesta ineptitud. . No lo ha hecho ni, curiosamente, se lo ha exigido nadie. ¿Por qué? Porque Rajoy, como los demás partidos, no se ha limitado a cerrar los ojos ante el proceso separatista, sino que lo ha amparado, lo ha financiado, y ha marginado y desacreditado a cuantos, en la región o en España entera, se oponían a él. En 2004 publiqué un pequeño libro Contra la balcanización de España, exponiendo con detalle como avanzaba el proceso de forma cada vez más amenazadora, y creyendo ingenuamente que el PP lo aprovecharía para frenarla. No ocurrió nada de eso, sino exactamente lo contrario. El PP aumentó incluso su colaboración con los enemigos declarados de España. Y hoy la degradación de ese partido es tal que una dimisión de Rajoy no arreglaría nada, porque simplemente no tiene relevo.
La gente debiera darse cuenta de que Rajoy nunca ha defendido España, nunca ha invocado su unidad, su historia y su cultura. No las conoce ni le interesan. Le interesa simplemente lo que él llama la economía. Tampoco conoce la historia de los separatismos, ni sus ideas ni sus aspiraciones reales, ni le inspiran curiosidad. Dice defender la ley, y tampoco: no ha cesado de infringirla en pandilla con los separatistas. Lo que ha hecho todo el tiempo es puro colaboracionismo que no tiene nada de ciego.
Vamos a suponer que, a pesar de todo, sus acciones estuvieran motivadas por simple ignorancia. En este caso también es evidente, aparte de una incapacidad abrumadora, una ignorancia radical sobre el funcionamiento de la democracia. En democracia, los partidos pugnan por ganarse a la opinión pública y por crearla. Y eso solo se hace oponiendo al discurso de los disgregadores del país el discurso firme de la verdad histórica y cultural, y no solo advertencias irrisorias sobre la economía. Se dijo que la república feneció por falta de republicanos. La democracia nacida del referéndum de diciembre de 1976 ha fenecido ya por falta de demócratas.
Pero por muy necio e ignorante que este individuo sea, ha de darse cuenta de que el referéndum secesionista no solo es ilegal, lo cual, dentro de las ilegalidades permanentes es una más, si acaso algo más grave. Es que abona una marea de actos semejantes que destruirían rápidamente España, con ella la democracia y, lo que es sin duda más grave para este sujeto, al propio PP y su vasta red de intereses y corrupciones. Por eso tiene que hacer algo. Ha intentado desactivar el referéndum confiscando cuentas y papeles aquí y allá, cosa que no solo es absolutamente insuficiente, pues deja el problema igual que antes, sino que demuestra lo que él entiende por política: la maniobra oscura, que aspira a seguir en lo mismo, empeorando: más “economía” para los separatistas y liquidación de la Constitución cambiándola por otra peor.
Lo históricamente nuevo en todo ese maremagnum es que el mismo se desarrolla sin oposición política. En la república, al menos la CEDA ejercía una oposición quizá demasiado formalista, pero real, a los elementos que estaban destruyendo el país. Les oponía claramente un discurso y unas medidas. En la actualidad no ocurre eso. No solo Rajoy es igual, en algunos aspectos peor, que Zapatero, cuya obra destructiva ha completado, sino que ha ejercido como eficaz barrera frente a cualquier alternativa de oposición real.
Lo único que hoy puede salvar al país es la inercia de siglos de historia, cultura y demografía compartidas, que no serán tan fácilmente liquidadas por unos políticos criminales. Y quizá termine por haber una reacción popular ante tanto desafuero y surgir una alternativa razonable. Otras veces ha ocurrido.
Pío Moa
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