OPINIÓN
La era de la vergüenza y la paralización social
Partimos de un hecho: la pancarta mensual de denuncia. El pasado 25 de enero a las ocho de la noche tuvo lugar una
concentración silenciosa enfrente del Parlamento de Navarra. Más que
el número de gente agrupada, importa la pancarta en la que se lee: "ABORTO
NO. Dios ama al embrión.CTC". Pero, claro, toda pancarta debe presentarse con
dignidad: si el mensaje es básico y universal no puede haber cuatro gatos –es un
decir-.
Estas líneas pretenden
CONVENCER de la necesidad de AGRUPARSE alrededor de breves eslóganes y explicaciones al público.
* * *
Lo ocurrido. Cualquiera puede llevar su pancarta en dicha concentración, con el
logo de su iniciativa, siempre que mantenga la idea nuclear, marcada por la misma pancarta que durante años se está exhibiendo enfrente del Parlamento de Navarra.
Han sido
muchos los llamados por e mail a
concentrarse. (Quizás estamos tan comunicados que el e-mail ya no se lee). Los
que no estaban presentes... han sido muy flojos, aunque algunos hayan excusado su
presencia por motivos laborales, familiares, de distancia y hasta de salud. Como la vida no es fácil ni sencilla, tenemos que poner una jerarquía, en la que la expresión en la calle en un tema tan importante y social como la defensa de la vida humana, no puede quedar arrinconada de hecho.
* * *
¿Qué decir a los reacios a salir de sus casas y a confiar todo en la vida privada y las instituciones sociales creadas por ellos?
Tanto el mencionado acto mensual de PROTESTA que se mantiene sin interrupcón durante años, y el cómo se ha llevado a cabo últimamente, sugiere cinco consideraciones relacionadas entre sí.
Tanto el mencionado acto mensual de PROTESTA que se mantiene sin interrupcón durante años, y el cómo se ha llevado a cabo últimamente, sugiere cinco consideraciones relacionadas entre sí.
Estas consideraciones implican tanto varios principios como ciertas situaciones de hecho, principios y actuaciones vinculadas entre sí y que no sistematizamos por separado porque el propósito de estas líneas no es una clase de filosofía social o política.
* * *
Primera. Ésta
es la única pancarta pro vida -“ABORTO NO. Dios ama al embrión”- que de forma constante ser despliega en las
calles de España. Hoy y durante años. No hay otras pancartas ni siquiera intermitentes -aunque sí las haya esporádicas-.
Segunda. Las personas aburguesadas y comodonas, reacias a sumarse a esta concentración alegando el estrés y las obligaciones de la vida cotidiana, ya no podrán quejarse por lo que vaya a venir en adelante. Las consecuencias derivadas de la actual situación legal y social van a suponer un estallido, iniciado en silencio y que ya comienza a ser tormentoso.
Tales personas -siento decirlo- están moral y psicológicamente adormecidas, paralizadas y son impotentes y nada recias. ¿La causa de tal calamidad?: al causa es una sistemática y total subordinación a la legalidad liberal. Ocurre que la voluntad de los hombres es hoy el nuevo ÍDOLO: un ídolo sin rostro, sin responsables a la vista, genérico, y un "porque sí" voluntarista.... Se habla de mayorías que ni lo son, y además son muy influenciables y hasta manipulables.
La legalidad liberal es una legalidad amoral y en apariencia “indiferente” ante Dios y el derecho natural primario. Pero tiene otros defectos muy graves: confunde legalidad y legitimidad, niega el derecho natural como límite del derecho positivo, identifica la "elección" y la "opción" ignorando que sólo la segunda es exigida por la libertad esencial, y de hecho –no podía ser de otra manera- sobre todo favorece a los pícaros, a los agitadores profesionales, y a quienes hacen de la algarabía su costumbre y fuerza. ¿No son estos últimos los que están ganando y modelando una nueva legalidad desde los hechos? ¿No son ellos los que están ganando según las últimas elecciones Forales y nacionales, mientras observamos la forma de gobernar de estos arribistas -y con qué artes- en el poder?
Tales personas -siento decirlo- están moral y psicológicamente adormecidas, paralizadas y son impotentes y nada recias. ¿La causa de tal calamidad?: al causa es una sistemática y total subordinación a la legalidad liberal. Ocurre que la voluntad de los hombres es hoy el nuevo ÍDOLO: un ídolo sin rostro, sin responsables a la vista, genérico, y un "porque sí" voluntarista.... Se habla de mayorías que ni lo son, y además son muy influenciables y hasta manipulables.
La legalidad liberal es una legalidad amoral y en apariencia “indiferente” ante Dios y el derecho natural primario. Pero tiene otros defectos muy graves: confunde legalidad y legitimidad, niega el derecho natural como límite del derecho positivo, identifica la "elección" y la "opción" ignorando que sólo la segunda es exigida por la libertad esencial, y de hecho –no podía ser de otra manera- sobre todo favorece a los pícaros, a los agitadores profesionales, y a quienes hacen de la algarabía su costumbre y fuerza. ¿No son estos últimos los que están ganando y modelando una nueva legalidad desde los hechos? ¿No son ellos los que están ganando según las últimas elecciones Forales y nacionales, mientras observamos la forma de gobernar de estos arribistas -y con qué artes- en el poder?
Importa mucho expresarse en la calle. ¿O es que el
ambiente social trabajado día a día no influye en la sociedad? ¿O es que vamos
a protestar por los euros y las subvenciones -el cochino dinero-, y no por la aniquilación de vidas
humanas que supone el aborto voluntario?
Aterrizemos sobre el caso de la pancarta de PROTESTA del comienzo de este caso ejemplificador.
La verdadera
legalidad excluye metafísicamente la protesta sistemática, mientras que la falsa legalidad tiende –por
reflejo de lo anterior- a paralizar la protesta de los buenos. De ahí la importancia que tienen las leyes y las normas legales y de gobierno. Antes, los
comodones y quienes se alejaban de la política entregándola a los políticos
profesionales (mal llamados franquistas, luego liberales, socialistas, separatistas, ahora hasta pro etarras...), decían que la legalidad y la política eran algo secundario, como
si el hombre no fuese sociable por naturaleza y como si la labor del Gobierno se
redujese sólo al ámbito administrativo.... Pues bien, es ahora cuando ahora ven lo mucho que se
equivocaron sobre esto, aunque ya es tarde. (- Se creían muy listos). En realidad, lo que deseaban era no mancharse ni dividirse en
discusiones políticas, no distraer las energías de los suyos en otros temas, hacer su labor individual y social para desde ahí llegar al todo. Sí, fueron tan torpes que ellos abandonaron el todo mientras estimularon su abandono a otros más preocupados por él -y tontos por dejarse engatusar-.
Si la
verdadera legalidad (que en cuanto tal se subordina a la moralidad objetiva) excluye
la protesta sistemática, se comprende que quienes equivocadamente abstraen la
moralidad de la actual legalidad (ayer los “sillonistas”, luego la “democracia
cristiana” y similares), y lo hacen por “salirse del mundo”, por creer que la última
instancia de la política es la “voluntad popular” per se, por estrategia y táctica…
se sientan desanimados a acudir a la concentración ABORTO NO, que es una
PROTESTA incisiva, radical y continua. En realidad, acudiendo a una concentración
así, protestarían contra ellos mismos, pues otorgan a la legalidad liberal una
dignidad y verdad que no tiene ni como principio ni de hecho.
El unionismo de todos los ciudadanos indistintamente bajo la legalidad liberal es una farsa, va contra el bien y la verdad que inicuamente iguala, arrincona a los buenos, da alas a los más que pillos, machaca a los buenicos que arrinconados en su vida privada e individualismo van quedado paralizados, y al final los más atrevidos transforman en la legalidad con los hechos haciéndola absolutamente aberrante.
El unionismo de todos los ciudadanos indistintamente bajo la legalidad liberal es una farsa, va contra el bien y la verdad que inicuamente iguala, arrincona a los buenos, da alas a los más que pillos, machaca a los buenicos que arrinconados en su vida privada e individualismo van quedado paralizados, y al final los más atrevidos transforman en la legalidad con los hechos haciéndola absolutamente aberrante.
Todo esto genera impotencia.
Más. La impotencia individual y grupal generada por el actual sistema político, tan ensalzado y a su vez tan mentiroso, se agudiza con la
incongruencia, el supuesto elitismo y el intelectualismo de algunos
bienpensantes.
Porque vivimos en la política de la mentira y en la impotencia, en la división y subdivisión con enfrentamientos constantes –los partidos llevan luchando por el poder hace más de un mes tras las elecciones-, y en la actual tendencia estatista y totalitaria del poder, nuestra sociedad se arruga y paraliza.
Porque vivimos en la política de la mentira y en la impotencia, en la división y subdivisión con enfrentamientos constantes –los partidos llevan luchando por el poder hace más de un mes tras las elecciones-, y en la actual tendencia estatista y totalitaria del poder, nuestra sociedad se arruga y paraliza.
Tercero. Se
ha creado un gran vacío social. Hay un excesivo individualismo –una cosa es el
individuo pensado y otra el individuo aislado o individualismo teórico-práctico-.
El individualismo impide y aún prohíbe la paternidad -no la generación-, el tradere, la Patria. Es decir, el individualismo impide la existencia de principios y valores verdaderamente comunes salvo la existencia de los individuos, valores hoy sistemáticamente vulnerados mientras se van inventando nuevas formas para vulnerar los que aún quedan. En Navarra, el derecho público individualista ha intervenido y ha "hecho saltar" el derecho privado (promulgado en el BOE en 1973), y ha suprimido el valor de la casa y la familia. En el individualismo no hay cuerpos intermedios activos e influyentes –independientes y reconocidos como interlocutores y hasta agentes de la política- pues sus funciones han sido absorbidas por la política, la partitocracia, y el estatismo. Además, si por una feliz contradicción los hubiere, simplemente están, no se entienden como parte de un todo social, están lejos de ser tenidos en cuenta por toda la sociedad y no pueden acceder a la política. El individualismo desvertebra la sociedad. En consecuencia, el sufragio es individual y no por instituciones. Se ha olvidado qué es el bien común, que es mucho más que la suma de bienes individuales: es como el ambiente que se genera entre los alumnos además de lo que cada uno de ellos aporta y aprovecha. Este individualismo -siempre que se entienda por él lo que realmente es y no se utilicen caprichosamente los términos- es simultáneo a la soberanía individual, ambos se suponen y retroalimentan, y ambos generan el estatismo fruto inmediato de la llamada soberanía nacional. Este estatismo puede ser mayor o menor según las circunstancias y temperamento de cada país.
Pues bien, ambas soberanías son una ficción, suponen una hipóstasis del individuo aislado, y suponen un gran engaño que engatusa a cualquiera: ¡decidir un día los destinos de la nación! Pues bien, ¿qué persona es soberana en esta vida?, esto es, en su vida, en su familia y su casa, en su trabajo. En efecto, la persona tiene una configuración, es un ser en sí y ad alium, goza de relaciones necesarias y hasta anteriores a la voluntad, y básicamente su naturaleza abierta es para el servicio y el olvido de sí mismo… Más, ¿por qué la soberanía nacional de Rousseau recibe la voluntad y derechos individuales para devolvérselos pero matizados por dicha voluntad general, hasta el punto de poder anular los derechos fundamentales de la persona? Así, soberanía contra soberanía. Por no hablar de cómo se engaña con la información, los medios de comunicación, los programas electorales, la compra de votos, el amiguismo y un largo etc. (Nos salimos del tema).
Desde el individualismo y el estatismo, los lazos comunitarios y hasta los lazos sociales, quedan arruinados. Ambos -seré breve- han paralizado a los llamados buenos que si ya se sentían impotentes, ahora se refugian en focalizar su actividad en los ámbitos familiares y sociales, como si estos estuviesen reñidos con la buena política y como si la participación social fuese lo único posible.
El individualismo impide y aún prohíbe la paternidad -no la generación-, el tradere, la Patria. Es decir, el individualismo impide la existencia de principios y valores verdaderamente comunes salvo la existencia de los individuos, valores hoy sistemáticamente vulnerados mientras se van inventando nuevas formas para vulnerar los que aún quedan. En Navarra, el derecho público individualista ha intervenido y ha "hecho saltar" el derecho privado (promulgado en el BOE en 1973), y ha suprimido el valor de la casa y la familia. En el individualismo no hay cuerpos intermedios activos e influyentes –independientes y reconocidos como interlocutores y hasta agentes de la política- pues sus funciones han sido absorbidas por la política, la partitocracia, y el estatismo. Además, si por una feliz contradicción los hubiere, simplemente están, no se entienden como parte de un todo social, están lejos de ser tenidos en cuenta por toda la sociedad y no pueden acceder a la política. El individualismo desvertebra la sociedad. En consecuencia, el sufragio es individual y no por instituciones. Se ha olvidado qué es el bien común, que es mucho más que la suma de bienes individuales: es como el ambiente que se genera entre los alumnos además de lo que cada uno de ellos aporta y aprovecha. Este individualismo -siempre que se entienda por él lo que realmente es y no se utilicen caprichosamente los términos- es simultáneo a la soberanía individual, ambos se suponen y retroalimentan, y ambos generan el estatismo fruto inmediato de la llamada soberanía nacional. Este estatismo puede ser mayor o menor según las circunstancias y temperamento de cada país.
Pues bien, ambas soberanías son una ficción, suponen una hipóstasis del individuo aislado, y suponen un gran engaño que engatusa a cualquiera: ¡decidir un día los destinos de la nación! Pues bien, ¿qué persona es soberana en esta vida?, esto es, en su vida, en su familia y su casa, en su trabajo. En efecto, la persona tiene una configuración, es un ser en sí y ad alium, goza de relaciones necesarias y hasta anteriores a la voluntad, y básicamente su naturaleza abierta es para el servicio y el olvido de sí mismo… Más, ¿por qué la soberanía nacional de Rousseau recibe la voluntad y derechos individuales para devolvérselos pero matizados por dicha voluntad general, hasta el punto de poder anular los derechos fundamentales de la persona? Así, soberanía contra soberanía. Por no hablar de cómo se engaña con la información, los medios de comunicación, los programas electorales, la compra de votos, el amiguismo y un largo etc. (Nos salimos del tema).
Desde el individualismo y el estatismo, los lazos comunitarios y hasta los lazos sociales, quedan arruinados. Ambos -seré breve- han paralizado a los llamados buenos que si ya se sentían impotentes, ahora se refugian en focalizar su actividad en los ámbitos familiares y sociales, como si estos estuviesen reñidos con la buena política y como si la participación social fuese lo único posible.
Cuarto. Si el
vacío social es un imposible, el vacío político también lo es: lo que Vd. no
aporte al ámbito político lo aportará otro.
El vacío social y político producido por el individualismo y el estatismo, se puede pretender cubrir de dos maneras.
Primera. Los hay que quieren preservar lo propio y las sanas instituciones sociales que aún quedan mediante una paulatina negociación social y un previo entreguismo sociopolítico . Este toma y daca es totalmente ajeno a la política. Tales personas podrían desear el modelo de los EEUU e Inglaterra donde los derechos individuales están más a salvo que en el ámbito europeo continental. Sin embargo, no pueden ignorar que el modelo anglosajón tiene unas felices incongruencias, con las cuales no se puede fundar nada y menos de una forma duradera en el continente. Incluso en el mundo anglosajón tomado como modelo, tales incongruencias no evitarán una lenta disolución, frenada por los intereses económicos, una tecnocracia estructural y constitutiva, y un liderazgo mundial ya presente ya pasado.
Segunda. En otros, el vacío social se querrá cubrir un nuevo colectivismo presentado en falso para huir de la globalización y del gran capitalismo sin rostro. Dicho colectivismo será absorbente y plano, totalitario, y no penetrante o liberador como la
religión cristiana. Es más, supondrá una obediencia impulsiva
y ciega, utópica. La nueva masificación neo jacobina se convertirá en EMBLEMA y PASIÓN como vía de escape a la soledad del individuo y la opresión de otros individuos, y sustituirá a la sociedad organizada, al ideal del bien
común, a un principio y vertebración espiritual –en España configurado por la
religión católica-, social y hasta nacional en su sentido más lato ("nacido en"). La nueva colectividad se formará con
la argamasa de la manipulación de las palabras y la supuesta valentía de
llamar héroe al esclavo. Y así todos contentos.
Hablamos de un nuevo poder estatista
(la soberanía nacional) y totalitario (que cubre el vacío social y político dejado por
dicha soberanía) sin Dios y contra Dios, sin el hombre y contra el hombre.
* * *
España
anestesiada por la “voluntad mayoritaria” aunque machaque al embrión.
Hay que
desvelar el error y la hipocresía de los nuevos ÍDOLOS. El ídolo principal es el mito del hombre básicamente autónomo, cerrado en sí mismo, y contrario a cualquier tipo de autoridad (Thomas Molnar), que lógicamente desconoce qué sea ésta.
Un individuo que utiliza a los demás estableciendo acuerdos mutuos, y que si sale de sí no es como exigencia propia sino en el ejercicio de cierto altruismo o compasión, mucho más como una gracia que como una obligación propia. Vinculado a ello se encuentra el MITO de la voluntad mayoritaria sin límite alguno, y la creación de un "ser colectivo" (fruto de la soberanía nacional), magnificado, hipostasiado, absoluto (más que los reyes absolutistas), que dinamice y sea el centro de la persona y sus creaciones con la intensidad de quien es absorbido por él.
"Ser colectivo" que hoy puede ser, con mayor o menor acierto, la clase (burguesa y/o proletaria), la nación (la lengua), la ecología (la naturaleza contra el hombre), el Estado (estatismo), la administración pública, la ley civil (legalismo yankee), el celo por el poder único y centralizado de la ley positiva, la separación entre Ley y Derecho, la tecnocracia (Vallet de Goytisolo), el humanitarismo (necesariamente sentimental y no por "obligación" o constitución interna del hombre) y hasta la suma de individuos aislados en sus realizaciones. Este "ser colectivo" tenderá a ser ilimitado, aunque quizás exista una feliz contradicción o incoherencia cuando la economía o el celo por el individuo se sitúe como principal valor en el mundo yankee, o bien sean la grandeza del pasado común y la figura decorativa de la monarquía en el ámbito inglés.
Un individuo que utiliza a los demás estableciendo acuerdos mutuos, y que si sale de sí no es como exigencia propia sino en el ejercicio de cierto altruismo o compasión, mucho más como una gracia que como una obligación propia. Vinculado a ello se encuentra el MITO de la voluntad mayoritaria sin límite alguno, y la creación de un "ser colectivo" (fruto de la soberanía nacional), magnificado, hipostasiado, absoluto (más que los reyes absolutistas), que dinamice y sea el centro de la persona y sus creaciones con la intensidad de quien es absorbido por él.
"Ser colectivo" que hoy puede ser, con mayor o menor acierto, la clase (burguesa y/o proletaria), la nación (la lengua), la ecología (la naturaleza contra el hombre), el Estado (estatismo), la administración pública, la ley civil (legalismo yankee), el celo por el poder único y centralizado de la ley positiva, la separación entre Ley y Derecho, la tecnocracia (Vallet de Goytisolo), el humanitarismo (necesariamente sentimental y no por "obligación" o constitución interna del hombre) y hasta la suma de individuos aislados en sus realizaciones. Este "ser colectivo" tenderá a ser ilimitado, aunque quizás exista una feliz contradicción o incoherencia cuando la economía o el celo por el individuo se sitúe como principal valor en el mundo yankee, o bien sean la grandeza del pasado común y la figura decorativa de la monarquía en el ámbito inglés.
* * *
Así pues, YA
ES HORA DE ESPABILAR y de decir EN LA CALLE, en las plazas y los espacios públicos, lo que se piensa, cómo se es y mostrar cómo se vive. Ya es hora de poner en entredicho las causas y no sólo
las consecuencias. No pongamos tronos a las premisas y cadalsos a las consecuencias de aquellas. Ya es hora
de unirse con pancartas –de fácil exposición, cómodo traslado físico, y breve y
cautivador mensaje- que expresen la realidad de las cosas, que venga a expresar
de una u otra manera que allá donde muere Dios en la conciencia del hombre se
sigue la muerte del hombre imagen de Dios. El NADA SIN DIOS es constitutivo de la persona y por ello de la comunidad humana.
Creo que nuestra
generación va a ser juzgada duramente por sus hijos. En nuestra mano está que
dicho juicio sea benévolo: se trata de ser VERDADERO, como consecuencia y unido a ellos de ser COHERENTE, de salir de uno mismo, de
mostrar la realidad de las cosas y la necesidad de un bien común, y de
reconocer de una vez que somos sociables por naturaleza. ¿O no nos necesitamos
mutuamente?
Ya avisó
el carlista don Álvaro D’Ors hacia la década de los ochenta que, tarde o
temprano, iba a llegar una reacción social frente a la disgregación (social y de las naciones), al egoísmo
antisocial (el individualismo más o menos radical), al materialismo (capitalista o socialista, todos economicistas)… Si no la dirigen los que se saben redimidos, los bienpensantes
y la gente de rectas costumbres, la dirigirán quienes, aún sin quererlo, parten de los
mismos principios que provocaron la crisis: tales como la ultraderecha nacionalista en Francia y el neo comunismo igualitario en España. ¿No están los españoles totalmente
desorientados hoy? ¿No son los programas electorales un total vacío y una huída
hacia adelante y en mal plan? ¿No han salido nuevos líderes radicales (Podemos)
o conservadores (Ciudadanos) que pretenden cubrir los vacíos provocados por el
liberalismo (UCD, PP) y la socialdemocracia –de origen y corte marxista demodé-
(PSOE)?
José Fermín
de Musquilda
Pamplona 30-I-2016
(corregida)
Pamplona 30-I-2016
(corregida)
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