OPINIÓN
El resultado de la partitocracia:
la honda crisis política que sufre España.
Si muchos
políticos sobran, la sociedad es la que falta.
Nunca
tantos (46 millones de españoles) dependimos de tan pocos (5 ó 6 líderes,
algunos "barones" más y los jefazos que están en la sombra -que no a la sombra-): como para que
critiquen a los gobernantes del pasado. Claro, siempre hay que crear una bicha negra que sirva de contrapunto para así
poder autojustificarse.
Leemos
en el digital "HISPANIDAD" del 28-I-2016:
“-Felipe González: “Ni PP ni
PSOE deberían impedir que el otro gobierne”.
-El PNV no respaldará un
Gobierno de coalición en el que figure Podemos.
-El Rey podría proponer
disolver las Cortes si nadie opta a presidente.
-Podemos buscó apoyo de CDC,
ERC y PNV para presidir el Congreso.
-El PP blanqueaba mordidas
para financiar sus campañas”.
A
los españoles nos han dividido y subdivivido sin necesidad alguna, y ello con engaños para dar origen a la partitocracia.
Quizás nos hayamos dejado dividir y subdividir nosotros mismos. En efecto, para
discrepar en ciertas o muchas cuestiones no hay por qué dividirse y
subdividirse; no decimos en todas ellas porque en temas como el derecho natural
más básico, la vida individual y socialmente católica, la nación española una
en su variedad foral etc. sería contradictorio hacerlo si se quiere seguir
siendo lo que se es y hasta si se desea seguir existiendo.
Todos los partidos de la partitocracia
quieren el poder porque temen al mismo poder: defenestrado Dios en el
ámbito sociopolítico en 1978 y el propio hombre por el aborto etc., el poder
político es ilimitado y cualquiera podría hacer burradas con él, sobre todo quizás los que
tienden más a ello como son los comunistas de Podemos.
Todos
tienen miedo a los neo comunistas de Podemos,
porque una vez en el machito no se bajan de él aunque nadie les quiera. Los
españoles podemos ser muy caribeños. Además, los neo comunistas son capaces de
todo. Lo de menos para los separatistas del PNV es que Podemos sea capaz de
ceder todo al PSOE para reconstruir un nuevo Frente Popular. Poder, poder…. poder deconstruir o deshacer todo para construir
artificialmente conforme al mito comunista que manipula a Bolívar, mantiene
vivo a Fidel Castro, ignora quién mató a Che Guevara, olvida el rechazo a
Allende por el Parlamento chileno antes del golpe de la CIA, calle el estado de
preguerra civil que casi estalla en Argentina hace décadas y no sé qué más. Que
vamos a la ruina más total… ¡qué más da! Como en Cuba, Venezuela, Corea y qué
sé yo. ¡Lo primero es el mito, la evasión, el ir contra, y sacar la bilis y el
sectarismo!
Al
menos los del PNV no se quieren aliar con Podemos pues
sí lo hicieron con los comunistas en 1936. Quizás apoyando al PP y PSOE
obtengan lo mismo por otra vía más "civilizada". Felipe González
parece tan sagaz como el PNV y amigo de la estabilidad, quizás porque los años
le han hecho reposar y no está en el machito del poder visible, porque
ya pertenece a la élite mundialista.
Algo
tiene el poder absoluto (hoy dentro de los límites trazados por los nuevos amos
del NOM) que Sánchez está como obnubilado con él y Rajoy no lo quiere dejar.
Desde los vergonzosos insultos de Sánchez a Rajoy en el debate de TV1, no
extraña que ambos parezcan personalmente incompatibles.
Miren:
a mí me parece que todo esto son disputas entre gente que piensa muy parecido, disputas de familia como las que hay dentro de
las familias sicilianas (la mafia, la camorra y esas cosas), o en las familias
en el seno del poder mundial.
Los
carlistas queremos que el poder del Estado se
reduzca mucho -y hasta la sustitución de ese artefacto llamado Estado por la suprema potestas, eficaz y con
medios adecuados-, que la sociedad crezca por sí misma, que el Estado devuelva
a la comunidad las atribuciones que éste le ha ido usurpando a través del
tiempo, que la sociedad se vertebre en instituciones libres y autárquicas, que
éstas tengan mucho que decir en política pero en los temas que les
correspondan, que los políticos estén sujetos al mandato imperativo y juicio de
residencia, el control de su fortuna antes y después de ocupar el cargo
(auditorías para todos y no sólo para cinco sospechosos, tildados
desgraciadamente para siempre aunque sean inocentes), el reconocimiento y
defensa de los Fueros (que no son delegación del Estado sino derechos propios ante el poder civil supremo, y que implican
Fueros dentro de cada Región histórica de cara a su
propio Gobierno), el control de cuentas públicas etc.
Omitimos
tratar aquí el tema moral (vida, matrimonio, familia, educación, terrorismo,
trata de blancas, pornografía, emigración...) y religioso (libertad de la
Iglesia católica, el poder civil confesional católico en España pero no a lo confesional
luterano o musulmán, la unidad católica con respeto y defensa de la vida
religiosa en los ámbitos privados y la tolerancia en lo público en los lugares
donde ya sea necesario), que son el vértice de toda convivencia en verdad y
paz.
Sí, el actual sistema político es un desastre para España. Lo era para los restantes
países, pero ocurre que es como si en España se agudizasen todos los males.
Los
políticos del día tienen pavor a unas nuevas
elecciones generales porque expresaría el
fracaso de estos años de paz juancarlina donde cuajaron los males presentes, la debilidad y falta de
representatividad del sistema, el fin del PSOE, el auge temporal y
manipulador del neo comunismo, el auge del "voto contra" tan común en
España con la consiguiente polarización, el hundimiento temporal de la Bolsa, y
una herida honda que mostraría las incapacidades del maravilloso sistema que
han creado para nosotros.
Sin
Gobierno -aunque se mantenga el
saliente- estamos mejor que con él, pues, el que hay, poco hace. ¿Para qué va a actuar?
Y eso es lo mejor. Italia y Bélgica han funcionado sin sus Gobiernos
cuando por crisis como la nuestra no los tenían. Sin politización de la vida
cotidiana y sin que los políticos nos asalten pidiendo a cambio de promesas
mil, estamos de maravilla. Todo indica que en la política actual, hay mucho
montaje, que muchos políticos y administradores sobran, y que otros muchos -la
misma sociedad organizada naturalmente- faltan: falta la sociedad vertebrada libremente y con responsabilidad, sin "come-cocos",
sin ideologizarse, sin que le planteen artificialmente lo que ella misma de por
sí no se plantea, sin psicoanálisis ideológicos, ni vértigos artificialmente
"soberanistas".
Ramón
de Argonz y de la Urrutia
Pamplona,
29-I-2016
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