AL PUEBLO LLANO: CLARO Y DIRECTO
LOS DE SIEMPRE hablan a "los votantes" y
no al pueblo llano. Hablan desde la "estrategia", los
"consejeros de imagen", y filtros mil. Hablan como surrealistas y
prometiendo el oro y el moro. Utilizan al pueblo llano. Los de siempre son los que ya conocemos: Aznar y
Rajoy, Mas y Urkullu, ZP y Sánchez, y otros que no cabrían en la lista. ¿Hay algunos nuevos más?
Ahora tenemos una noticia
que no es de siempre:
¿Qué
le ha respondido?
"(...) cambiarán
las formas de hacer política (...) la gente común. Hombres y mujeres que
quieren decidirlo todo desde abajo, y que no tienen miedo a resolver los
conflictos políticos con la única solución en democracia: más democracia".
A fuerza de renovadores y gente actualizada -los que venimos de antes de 1833-, a quienes siempre estuvimos fuera del sistema, hay algo en Podemos que nos satisface
mucho. Cierto es que sus predecesores en la partitocracia ya lo dijeron
antes, aunque lo corrompieron por el falso sistema del
que todos ellos parten, tanto ayer como hoy: el individualismo, y la
existencia de ese imposible llamado "soberano mil" -en el que todos dicen creer- que conduce al nada
liberador "soberano total, uno y único" (pretotalitario o totalitario completo: la triste
"soberanía" de una llamada "mayoría" además manipulable que oprime al resto).
Pues bien, ese tipo de corrupción y mayores males volverán con Podemos, y, en su caso, en versión Venezuela, Bolivia y
países tal.
Lo que nos
satisface. Es una gran verdad que la
política debe partir "desde abajo", para nosotros desde la
sociedad, desde la realidad de las personas. Una vez más -esta vez en boca
de Ada Colau-, Podemos dice una verdad
básica pero... -y aquí vienen los "peros"- envuelta en dos
falsedades raíz, la segunda de ellas -apostillaremos al final- en calidad de "petición a principio" subliminal y engañosa.
Que digan
verdades básicas nos alegra porque el sistema liberal-socialista mantenido
hasta ahora es inviable. Los hechos han dado la razón a los carlistas que
decíamos que el sistema político actual no era verdaderamente representativo.
Pero ya es un poco tarde para darse cuenta, ¿no?. Nosotros que tenemos una larga trayectoria política y somos el partido político más antiguo de Europa, decimos a los de Podemos que la
gente está harta de la falta de una verdadera representación social y mil engaños,
de chapuzas y de raudales de corrupción en el PP, PSOE, CiU etc. Parece que muchos políticos hacen gala de lo peor, y es
que todos enredan y crean problemas. Ahora el Sr. Rajoy propone al Sr. Sánchez una
reforma constitucional -se supone que de algún calado-, que es precisamente lo
que no propuso a sus votantes. (¿Lo verá bien la Sra. Ada Colau?).
Dos cosas nos
preocupan, porque Podemos va a conducir a
un mayor desencanto a muchos que -quizás ignorantes- han puesto en ellos sus nobles
esperanzas .
Álvaro D'Ors
nos decía a los carlistas que teníamos que espabilar para que, cuando llegase el
momento de la hartura y "cabreo" de muchos -que sin duda iba a venir y ya ha llegado-, viesen
la solución en lo que la Tradición versus Carlismo representa, pues habrá otros que fagocitarán
el desencanto, ya desde la llamada ultraderecha o bien la ultraizquierda u otros.
Una primera falsedad raíz de Podemos es creer que todos
los ciudadanos o vecinos saben de todo, que a todos les interesa todo y
por igual, que todo puede y debe de ponerse en entredicho, que sólo seamos
individuos y masa social, y que nada exista de inviolable e
intangible. Además, ¿qué significa "los de abajo" que cita
Colau? ¿Individuos desarraigados, que se pesan y no sopesan,
"soberanos de qué"? ¿Y el padre que trabaja por un salario medio, con alguno en casa en paro y con familia numerosa?
Los carlistas
creemos y afirmamos que el camino no son los individualismos aburguesado y/o
masificador marxista, siempre alienadores, fácilmente manipulables y amigos del
desarraigo, sino las organizaciones o instituciones sociales, los cuerpos
intermedios (tan odiados por la “soberanía total una y única"
tendente al totalitarismo) que la persona va creando y donde desarrolla
diariamente su vida: la familia, los vecinos, las calles y barrios, los
colegios profesionales, los sindicatos no politizados, los centros de
educación, las Cámaras de comercio, municipios no tan grandes como países sino
de vecinos, las instituciones culturales y de ocio...
Los
carlistas creemos que cada cuerpo social tiene una personalidad que
a nadie puede delegar sino que siempre mantiene, su propia jurisdicción,
saber e intereses, su control interno, y que debe tener su propia
representación, compleja e indirecta como compleja es nuestra sociedad y los
problemas a resolver. Por eso, los simplismos de la demagogia no sirven.
Afirmamos
el mandato imperativo y el juicio de residencia. Algo de eso dijo
Iglesias, pero en nada se traduce: más "aguas de borraja".
Afirmamos
que la voluntad no lo es todo, pues hay realidades anteriores a
la voluntad, y ésta tiene unas limitaciones por las que se distingue los bueno,
verdadero y bello.
La segunda
falsedad. Si nos preocupa el ya citado individualismo
aburguesado y el individualismo masificador de Ada Colau, también nos preocupa la manera de
implicarlo, porque la demagogia es una estrategia que pasa factura. Cualquier tipo de demagogia daña gravemente a la sociedad.
Ojito con
las palabras que llegan fácilmente a la psique y emotividad mientras que,
desviando la atención, cuelan un gol por la escuadra. Además, no hay sociedad
sin la búsqueda y sin alcanzar básicamente la verdad de cada caso. Y que no
diga la Colau que la verdad no existe o no puede ser conocida
pero ella bien vehemente que es.
Así pues, es
falso que quien no haga lo que dice Colau tenga miedo. Que
haya gente o ciudadanos que no sean gente común (¿ciudadanos
de primera y de segunda, cuando son como tres los que cortan
el bacalao?). Que se puedan resolver los largos conflictos artificiales
cuando son creados artificialmente (el llamado "conflicto catalán")
pues nadie asegura que después no se crearán tontamente nuevos problemas con el mismo artificio que produce la lucha, la ambición de poder, y las utopías de despacho y estudiantiles.
También lo es -es argumento ad hominem- que deban saltarse las leyes que democráticamente la sociedad
dice haberse ha dado.
Más: eso de
"superar" la democracia con otra democracia suena un poco
a soviet. Yo hablaría de auténtica representación,
porque hoy la partitocracia -y Podemos está
en ella- nos hace individuos que pueden decidir sobre lo propio y lo ajeno -y
esto mola mucho, pero no es justo-, decidir indiscriminadamente
-esto mola más-, y decidir aislados de nuestras relaciones y saberes
personales enraizados en la vida cotidiana. Pregúntense todo el por qué de tanta abstención electoral: ¡el 25!, lo que no se justifica por una población envejecida o porque las elecciones sean en domingo.
Tampoco hablaría tanto de desigualdad -el término suena un poco mecánico e impersonal y parece que trata a individuos iguales en lo secundario- sino de diferencias; ya la vida nos hace desiguales. Más que de igualdad de oportunidades, que tiene que haber, hablaría de algo más exigente: de servir a cada persona como desea y merece ser servida, dedicándose más a los que más lo necesitan para "despegar" en la vida como si de un avión se tratase.
Tampoco hablaría tanto de desigualdad -el término suena un poco mecánico e impersonal y parece que trata a individuos iguales en lo secundario- sino de diferencias; ya la vida nos hace desiguales. Más que de igualdad de oportunidades, que tiene que haber, hablaría de algo más exigente: de servir a cada persona como desea y merece ser servida, dedicándose más a los que más lo necesitan para "despegar" en la vida como si de un avión se tratase.
Más aún: es
peligroso que la propia formulación sobre un aspecto (decidir "desde
abajo") implique subliminalmente, o colar "a priori" y de
antemano, la tesis que precisamente es el punto final del debate, y que es
aquello se debe demostrar: el referéndum del secesionismo de la Comunidad Autónoma de
Cataluña (que no nuestro querido Principado de Cataluña, con sus Fueros privado
y público, y sus Cortes). Esto es una petición a principio. Claro
es que es de "progres" despreocupados y sonrientes no seguir lógica alguna, sino sólo las apariencias.
Así es como,
quien acepta el párrafo del inicio por lo bueno que contiene aunque sea
sesgado, se siente inclinado "intelectualmente" a que se le cuele el gol
por la escuadra mientras mira a otro lado. Y esto es jugar con trampa. Claro que
esto lo hacen todos, siendo la demagogia y el incumplimiento
hecho sistema lo que nos pierde desde hace muchas décadas.
Los
marxianos han utilizado frecuentemente esta estrategia: sumarse a lo
considerado como eje de la convivencia compartido por todos, y convencer a
todos que "ellos son los que más". Aunque sea mintiendo. ¿Demócratas
todos? Pues nosotros los que más... y por ello, en síntesis, los únicos. Lo
mismo diremos del uso del término "nación" (aunque ellos sean
materialistas e internacionalistas) etc. El objetivo es el poder.
El
partido Podemos no es la gente. Él quiere el
poder, y de ahí no hay quien les apee. La gente
-todos somos "gente"- no quiere el poder sino poder ejercer
sus obligaciones y derechos. Que es muy distinto. Como en estas pequeñeces dialécticas están los
engaños, cuide Vd. que no le den gato por liebre.
Recordemos
también que los bolcheviques, muy demócratas y amigos del pueblo, dieron dos
golpes de Estado con éxito: uno antes de las elecciones convocadas por ellos y
otro después, al perderlas. Pero, claro, eran otros tiempos. Ha pasado un siglo. Pero otros están con la guerra española dale que te pego.
En resumen:
lo bueno que contiene el párrafo no puede bendecir las torpezas que también
contiene.
Hablemos de
representación, de instituciones sociales fuertes y autárquicas, de limitar los
poderes económico, político, así como el duopolio de TV y la comunicación social, de una
magistratura de prestigio -la monarquía- que esté sobre todas y se implique, y que haya más
sociedad y menos Estado hasta que éste, como invento del s. XVI, desaparezca a
beneficio de un verdadero poder civil supremo y legítimo y de unas
instituciones y sociedades autárquicas. No, esto no es la utopía anarquista, sino la Tradición rota por las ideologías contemporáneas y que sobrevive en el deseo de mucha gente, deseos que algunos tergiversan y que por estar "enchufados" -nunca mejor dicho- en los medios de comunicación que modelan nuestras mentes, por ahora ganan. Aunque estemos yendo todos al garete. Sí; pero hay solución.
Ramón de
Argonz y de la Urrutia
Pamplona/Iruña
26-XII-2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario