HE AQUÍ -al final de este artículo de inicio de año- EL NUEVO Y PRECIOSO CALENDARIO , editado por la Comunión Tradicionalista Carlista para este año 2012. Creemos que será de su gusto. Puedes pedir gratis el/los calendario/s a la dirección siguiente: elirrintzi@gmail.com
Recordamos con gusto la victoria de la batalla de las Navas de Tolosa que, en 1212, salvó a la Cristiandad de la nueva invasión musulmana almohade. En ella, participaron con entusiasmo caballeros de las monarquías de la península y del resto de la Cristiandad. S.S. Inocencio III convocó a los caballeros de la Cristiandad para la defensa, reconociéndole el carácter de Cruzada. Los árabes llamaron a su derrota "la batalla de la desventura".
Este 2012 es un año lleno de conmemoraciones y significados, algunas dignas de ser recordadas y otras contrarias al espíritu tradicional de nuestra patria. De todo hay en la viña del Señor. Pongamos un ejemplo. El espíritu de la España de siempre, y el combate de los españoles contra Napoleón durante seis duros años -el que se elevó a sí mismo, sobre sus bayonetas, a cónsul vitalicio casi a modo de dictator, y luego en 1804 a imperator como heredero constante de la Revolución francesa-, se vio vulnerado por la Constitución de Cádiz de 1812, la Pepa, repletilla de enormes trampas tanto en el proceso de la convocatoria, como en el desarrollo de las sesiones, amén de su letra y espíritu.
Si nuestros conciudadanos supieran lo que dicen no pocos historiadores (Federico Suárez, Comellas, Fdez. de la Cigoña, Cantero...), otra cosa pensarían sobre la leyenda rosa que el liberalismo ha venido imponiendo hasta la creación de un nuevo mito. La de 1812 fue una Constitución antiespañola, antiforal y contraria a la Constitución histórica y leyes fundamentales vigentes. Lógicamente y por ello nosotros no la vamos a conmemorar, sino a desvelar. Esta Constitución para muchos navarros fue... beazuna baño samiñago, eta aria baño gogorago (más amarga que la hiel y más dura que la piedra).
Eslabones de las cadenas de las Navas de Tolosa. Catedral de Tudela (Altar Mayor). Foto:JFG2008 |
En el momento neurálgico de la batalla de las Navas de Tolosa, el rey navarro Sancho VII el Fuerte -representado en la imagen de abajo- rompió las cadenas que ataban a los esclavos que defendían la tienda del emir vulgarmente llamado por las crónicas Miramamolín. Fue el aldabonazo de la victoria. Fragmentos de dichas cadenas se conservan en la colegiata de Roncesvalles -donde está sepultado Sancho VII- y en la catedral de Tudela. De Norte a Sur se configura un viejo y milenario Reyno, indivisible por naturaleza. ¡Ah si unos y otros nos dejasen en paz a los navarros!
Sería fácil replicar a aquellos que consideran "superada" (J. Pavón, NT', nº 671, nov. dic. 2011), en los umbrales del siglo XXI, la máxima de Cicerón que enseña que la Historia es maestra de la vida. Por lo visto, cuando queremos cuidar nuestra imagen ante lo que pensamos que es la "opinión pública" o el "qué dirán", decimos que Cicerón no tenía razón, que se esquivocó. No somos deterministas, ni lo que diga Cicerón es lógicamente "palabra de Dios", pero la máxima de Cicerón suele ser verdad como muchas veces se ha desmostrado, y como día tras día nos demuestran los hechos en España y otros lugares del planeta. Quizás, hablar de "superación" es una forma de tentarse la ropa ante interpretaciones falsamente temerosas o, mejor, ante el "qué dirán" de los propios-que suelen ser los inquietos-. La imagen sí importa, ¡qué caramba!
El arzobispo de Toledo que tanto hizo en esta Cruzada y hasta escribió su Crónica, el navarro don Rodrigo Ximénez de Rada, fue enterrado en el monasterio de Huerta con el siguiente epitafio:
Mater Navarra, nutrix Castella, Toletum
sedes, Parisius studium, mors Rhodanus, Horta
mausoleum, caelum requies, nomen Rodericus
Dice la jota que si los navarros tienen cadenas en su escudo "no es porque las soportemos sino porque sabemos romperlas".
Pasarán 300 años. Se acabará la Reconquista. Llegamos al centenario año 1512, en el que el siete veces centenario Reino de Navarra será conquistado por el Reino de Castilla, con las tropas del duque de Alba a la cabeza, en plena división y guerra civil entre los navarros agramonteses y beaumonteses. De esto se han ocupado los historiadores profesionales durante 2011, en previsión de lo que algunos políticos dirán en 2012. Tras la derrota de los agramonteses y la huida de los reyes de Navarra a Francia, el viejo Reyno de Navarra -en principio tanto agramonteses y beaumonteses querían mantener la independencia de su Reino- se incorporará a Castilla mediante pacto eqüe-principal (entre iguales, Cortes 1645), firmado entre el Rey de Castilla y el Reino, así como su condición de REINO DE POR SI, y acabará por involucrarse activa y brillantemente en el proceso de configuración de Españas -las Españas-.
Así hasta hoy. Pese a los nacional-separatistas, que tienen la ingenuidad de creer que si Navarra no va a ellos, son ellos los que ahora deben venir a Navarra. En la prensa (digital "Navarra Confidencial") han dado la noticia. Los pobres... no saben qué hacer. Sí, ya vinieron los guipuzcoanos, vizcaínos y alaveses al servicio del duque de Alba en 1512, junto a los navarros beaumonteses parciales del conde de Lerín... a conquistar el Reino, y vencieron a los pobres y a veces heroicos agramonteses navarros, que los nacional-separatistas desean contradictoriamente ensalzar hasta las nubes. Estas contradicciones son el tributo que, la politiquería que tergiversa la Historia, debe tributar a la verdadera Historia. Quizás con esa nueva oferta, más que política e interesada, quieran los nacional-separatistas borrar su borrón frente a Navarra en 1512, pues gracias a ellos Navarra entrará en la órbita política de Castilla, América, y el resto de España y la Hispanidad.
Navarra, vencedora o vencida, siempre se porta noblemente. Se portó con nobleza en 1212, en 1512, en 1808-1814 (ni siquiera debía de estar en las Cortes de 1812), en 1833 y 1872, en 1936 y posteriormente, incluida la industrialización iniciada en 1962. Antes dicen que los navarros eran de una pieza, algo altaneros, colocaban los principios sobre la voluntad propia y de los poderosos, y sabía que el Señor de los Alto, Jaungoikoa, todo lo contiene.
Navarra sin el tradicionalismo -tan denostado por algunos "intelectuales" de hoy que bien se han aprovechado de él- no existe. Los Fueros son la salvaguardia de la libertad personal, de la vida humana desde su concepción y de la familia... de los navarros. Si no -como ocurre con la LORAFNA de 1982, subordinada a la Constitución de 1978, en la que se cobija el crimen del aborto, el divorcio, la "Educación pra la Ciudadanía" o tiranía... y otras bellaquerías- no hay verdaderos Fueros, por mucho que se conserve nominalmente la raíz pactista. Porque no hay Navarra sin navarros, ni España sin Navarra.
Así hasta hoy. Pese a los nacional-separatistas, que tienen la ingenuidad de creer que si Navarra no va a ellos, son ellos los que ahora deben venir a Navarra. En la prensa (digital "Navarra Confidencial") han dado la noticia. Los pobres... no saben qué hacer. Sí, ya vinieron los guipuzcoanos, vizcaínos y alaveses al servicio del duque de Alba en 1512, junto a los navarros beaumonteses parciales del conde de Lerín... a conquistar el Reino, y vencieron a los pobres y a veces heroicos agramonteses navarros, que los nacional-separatistas desean contradictoriamente ensalzar hasta las nubes. Estas contradicciones son el tributo que, la politiquería que tergiversa la Historia, debe tributar a la verdadera Historia. Quizás con esa nueva oferta, más que política e interesada, quieran los nacional-separatistas borrar su borrón frente a Navarra en 1512, pues gracias a ellos Navarra entrará en la órbita política de Castilla, América, y el resto de España y la Hispanidad.
Navarra, vencedora o vencida, siempre se porta noblemente. Se portó con nobleza en 1212, en 1512, en 1808-1814 (ni siquiera debía de estar en las Cortes de 1812), en 1833 y 1872, en 1936 y posteriormente, incluida la industrialización iniciada en 1962. Antes dicen que los navarros eran de una pieza, algo altaneros, colocaban los principios sobre la voluntad propia y de los poderosos, y sabía que el Señor de los Alto, Jaungoikoa, todo lo contiene.
Navarra sin el tradicionalismo -tan denostado por algunos "intelectuales" de hoy que bien se han aprovechado de él- no existe. Los Fueros son la salvaguardia de la libertad personal, de la vida humana desde su concepción y de la familia... de los navarros. Si no -como ocurre con la LORAFNA de 1982, subordinada a la Constitución de 1978, en la que se cobija el crimen del aborto, el divorcio, la "Educación pra la Ciudadanía" o tiranía... y otras bellaquerías- no hay verdaderos Fueros, por mucho que se conserve nominalmente la raíz pactista. Porque no hay Navarra sin navarros, ni España sin Navarra.
Ante la dureza de las circunstancias actuales: Jaiki zaite eta zure Jaungoikoari eska zayozu gutzaz oroitu dedin eta begira gaitzan (para que lo entiendas: levántate y pídele a tu Dios que se acuerde de nosotros y nos salve).
José F. de Musquilda
(Pamplona, 31-XII-2011)
José F. de Musquilda
(Pamplona, 31-XII-2011)
FELIZ AÑO 2012
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