Nota de prensa
(13/11/24. NOTA DE PRENSA) – La comunidad de países iberoamericanos reúne estos días en Cuenca (Ecuador) su cumbre número 29. A falta de otras instituciones más eficientes, estos encuentros bianuales ofrecen una oportunidad para que los representantes gubernamentales de toda la Hispanidad estrechen lazos, profundicen en políticas comunes y den pasos en pro de una deseable integración hispana. Lamentablemente se trata de una oportunidad perdida, que traiciona el anhelo profundo de muchísimos hispanos.
El neocolonialismo extranjero que hace de nuestros gobernantes títeres de intereses ajenos, así como el autoodio a nuestras raíces que representa la leyenda negra, están impidiendo que estas cumbres alcancen logros concretos de interés. En esta ocasión la debacle es mayor pues la cumbre de Cuenca está marcada por notorias ausencias que indican desprecio y falta de interés por parte de los políticos hacia la hermandad hispana. La actitud poco amigable del anfritrión Daniel Noboa (Ecuador) -que, a modo de ejemplo, mantiene rotas sus relaciones diplomáticas con México- tampoco parece ser de gran ayuda.
Sanchez (España) y Petro (Colombia) han preferido acudir a otra cumbre, la del clima, que se celebra en Baku (Azerbaiyán). Milei (Argentina) tampoco acudirá porque prefiere reunirse directamente con Trump (Estados Unidos), el nuevo “amo del norte”. A Maduro (Venezuela) nadie le espera, ni siquiera Putin. Bukele (El Salvador) no ha encontrado al parecer motivos para ir en persona. Por su parte, los presidentes andinos Dina Boluarte (Perú) y Gabriel Boric (Chile) también darán la espalda a sus hermanos iberoamericanos porque estarán en el Foro de Cooperación Asia-Pacífico (APEC). Lula da Silva (Brasil) tampoco asistirá por estar ocupado preparando otra cumbre, la del G20 que pronto se reunirá en Río de Janeiro.
El jefe del estado español, don Felipe, triste sombra de lo que debiera ser la Monarquía Católica, cumplirá una vez más pulcramente sus obligaciones constitucionales. Pero ni su presencia ni la de otros políticos y funcionarios parecen garantizar ningún éxito.
Mientras tanto el movimiento hispanista crece desde abajo hacia arriba, día a día, impulsado por voces valientes. Son cada vez más los hispanos de todo el mundo que encuentran en este ideal no sólo unas raíces nostálgicas, sino un ambicioso proyecto geoestratégico por el que merece la pena luchar. La apatía o animadversión de la mayoría de los gobernantes iberoamericanos, cipayos de nuestros seculares enemigos, les convierten en parte del problema.
A pesar de todos los obstáculos, con la ayuda de Dios, la verdad y el bien común acabarán triunfando. Desde la Comunión Tradicionalista Carlista aportamos nuestro grano de arena en favor de ese futuro común con la entrega del Premio anual Hispanidad Capitán Etayo.
El acto de entrega de los premios 2024 tendrá lugar en Madrid el próximo 6 de diciembre. Las entidades premiadas en esta edición son la Fundación del Toro de Lidia (FTL) y el Instituto de Geopolítica y Estudios Estratégicos (IGEES).
Comisión Permanente de la Junta de Gobierno de la
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