Festividad de San Saturnino
Este santo nuestro se nos hace pero que muy simpático.
Año tras año, desde el acuerdo municipal del 26-XI-611, el 29 de noviembre los pamploneses celebramos a nuestro santo patrón en procesión solemne por las calles de la ciudad. Cuando no llueve.
Y dicen las actas municipales de dicho día: "pues lo que este Glorioso Santo hizo fue tratar de la salvación de las almas, y quitar a nuestros pasados, en aquellos principios, de los errores y gentilidad en que bibían, parece que hay mayor razón en hacer la misma demostración con este santo".
El Ayuntamiento, el obispo don Antonio Benegas de Figueroa, y el cabildo catedralicio, estuvieron de acuerdo con la procesión solemne, la Santa Misa en la parroquia de San Cernin y la predicación a cargo del Ayuntamiento.
San Saturnino era obispo de Tolosa (Francia), ayudado por sus discípulos Honesto y Papoul. Según unos era el siglo I, para otros a finales del s. III o comienzos del IV d.C. Primero Saturnino envía a Honesto al otro lado de los Pirineos, a Pamplona, y predica a la familia del que será San Fermín, siendo el senador Firmo el pater familias. Luego, a petición de los pamploneses, llega Saturnino y predica con tal gracia de Dios que pronto se convierten muchísimos vecinos de la Pamplona romana. Con Firmo se bautizarán los senadores Faustino y Fortunato. Unos dicen que fueron mil los bautizados, otros veinte mil y unos terceros cuarenta mil entre Pamplona y pueblos de su alrededor. Dice un ilustre historiador: "La semilla de la verdad cayó en tan buen tempero, que nunca jamás renegarían ni se apartarían de ella los navarros" (Jimero Jurío).
Mucho tenemos que mejorar, en general, los pamploneses en nuestra vida moral y en nuestros signos de verdadera piedad cristiana, en nuestra vida social, de convivencia y política, pues estamos poco a poco tirando lo recibido por la ventana. Y además no somos creativos: ¿cómo íbamos a serlo? ¿Tendrán que venir nuestros misioneros a predicar en su propia casa? ¿O tendrán que ser nuestros hermanos hispanoamericanos? Serán todos muy bien recibidos, pues Pamplona no es lo que era, aunque aún haya mucho de bueno. Pero muchísimo más tenía que haber.
Quizás nos merezcamos un buen cosquis, porque necesitamos una verdadera conversión. También en el ámbito de la política institucional -la partitocracia y oligarquías de hoy- y la vida social. El paganismo ha ido avanzando, y cada vez hay menos paz y respeto, menos moralidad, más egoísmo y exclusión, más pasiones talibanes para deshacer en vez de construir... olvidando que esta vida es un paso para la otra.
San Saturnino, ruega por nosotros.
F. de M.
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