Boletín Oficial de la Comunión Tradicionalista Carlista de Navarra

miércoles, 5 de agosto de 2020

Don Juan Carlos se marcha de España

Noticia

Don Juan Carlos de Borbón se marcha de España. Así se lo han pedido.

Triste destino el suyo, ganado a pulso. Si Franco su mentor murió en la cama con plenos poderes políticos, Juan Carlos ha muerto políticamente hace tiempo al aceptar ejercer de una república coronada, y, socialmente,  ahora en un ignorado destino.

No hay cosa más triste para él que saber por dos veces que "sobra", al "abdicar" y ahora. Llegó en 1975 con fama de "el Deseado" -al menos por el testamento de su mentor el generalísimo Franco-, como Fernando VII en 1814, y desaparece  de la vida pública y luego de escena en 2020, con el mismo silencio de los españoles con el que desapareció el rey Fernando en 1833. También nos deja divididos: los que añorarían una verdadera monarquía ante el caos actual -y que don Felipe detesta- y los furibundos de una República que lleve a su cumplimiento eso de la república coronada. Como don Fernando, aunque las dos formas políticas en ambos casos hayan sido muy diferentes

Si faltó a Juan Carlos la legitimidad de origen por corresponder a la rama carlista, tiró por la borda y rápidamente la legitimidad de ejercicio que pudiera exhibir y no exhibió -todo lo contrario- tras 1975. Tranquilos, que esa es la monarquía del mal llamado "mal menor". El se va, nos deja así, como estamos, con un gobierno socialista-comunista apoyado en melifluos o radicales separatistas, rodeados de estados de alarma, juegos circenses y España puesta a subasta pública.

Razón tuvo mons. Guerra Campos cuando enseñó ante la ley del aborto publicada el 12-VII-1985: “Mientras sea legal matar a los que viven en las entrañas de sus madres, toda la nación queda ensangrentada. Queda en entredicho su condición de Patria. Queda especialmente herida la Corona, incondicional amparadora de los débiles y del derecho natural”, “tanto si la Institución quiere y no puede como si puede y no quiere”.

No haremos leña del árbol caído, que allá cada cual con sus responsabilidades ante Dios, Supremo Juez, pero sí rechazamos “el sistema y sus nefastas consecuencias” (Declaración de Montserrat, 1995) que afectan a monarquías y repúblicas. 

La monarquía liberal-socialista, generadora y resultado de una gran crisis, no es sino un torpe caricatura de la monarquía tradicional, lo que agudiza la responsabilidad de la primera, ya por generar fracaso ya por comprometer y hace imposible la segunda. 

Seguimos manteniendo la Declaración de Autoridad en Montserrat el 20-V-1984: “Sólo el Programa carlista puede llenar el vacío que hoy se observa en la gama de Partidos parlamentarios existentes, y ofrecer a los españoles una opción política a la que puedan adherirse no por razones negativas de mal menor sino positivamente querida como bien posible”.

La Corona no es de una persona sino de todos los españoles, y repercute sobre todos lo que haga y diga quien sea o se diga titular o bien quien abdica. 

Una realidad es quien sea o se diga titular de la Corona y otra la Institución de la Monarquía, que en España no debe ser parlamentaria liberal-socialista ni partitocrática, sino que debe ser católica y templada, social-foral y representativa.

José Fermín Garralda

Pte. de CTC de Navarra


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