Boletín Oficial de la Comunión Tradicionalista Carlista de Navarra

jueves, 18 de julio de 2019

18 de julio: ¡Gracias! a quienes hay que darlas

EFEMÉRIDES
En Navarra es el día 19. 





Viena, 25 de julio de 1936

Mi muy querido Fal Conde:

Conociendo mi grande cariño para España, podrás figurarte qué grande es mi pena al tener conociminto de la situación en que se halla nuestra querida Patria.

Antes de todo, debe salvarse la religión, el país y la Patria. Agradezco en el alma a ti y a nuestros heroicos Requetés por haberse unido a las tropas de España para batir el comunismo, y te doy infinitas gracias, querido Fal, por haber seguido mis indicaciones, ordenando en el momento decisivo que nuestros Requetés apoyen el movimiento salvador.

En momentos como los actuales no deben mirarse las cuestiones personales de partidos, sino tratar de salvar todos juntos la Religión y la Patria.

Estoy seguro que en día de hoy el gran Santo peleará a la cabeza de ese ejército de cruzados al grito de "Viva España".

Nuestra Patria fue siempre el caudillo de la Religión Católica y de las ideas generosas, y acaba de demostrar una vez más su vitalidad y su grande Tradición, levantándose admirablemente contra los enemigos de Dios y de España, que la quieren subyugar ahora.

Felicito a nuestras provincias carlistas, nuestra Comunión, Tradicionaista-Carlista y nuestros heroicos Requetés, y reconozco los grandes sacrificios de éstos dando su sangre y sus vidas para Dios y nuestra Patria, y te ruego les hagas saber mi profundo agradecimiento, entusiasmo y admiración.

Que Dios te guarde, querido D. Manuel Fal Conde, y con nuestras más cariñosas memorias quedo de corazón tu afectísimo. Alfonso Carlos"

FERRER, Melchor, Don Alfonso Carlos de Borbón y Austria-Este, Sevilla, ECESA, 1979, 399 pp. , pág. 340


La promesa de don Carlos VII de "¡Volveré!", se hizo realidad en 1936. Se equivocan los periodistas liberales cuando, venga o no a cuento, ironizan con el... "y no volvió". Luego ellos deberán la vida y posterior paz a los voluntarios de su hermano don Alfonso Carlos I. 
Hombres humildes y sencillos salieron a la defensa de Dios y España, con la plegaria en los labios: "¡Viva Cristo Rey!".
Y ganaron. 

Que ganasen la guerra y perdiesen en la paz, una vez lograda, redobló su esperanza, porque saben que el Enemigo oculto quiso y quiere arrebatarles hoy la victoria y destruir la paz alcanzada para la sociedad. Por eso, su esperanza está en Dios-Jaungoikoa y en el trabajo diario, en medio de una sociedad que tiende hoy al descreimiento y está paralizada por la herejía liberal. 



Sin pararse a mirar a derecha e izquierda, ellos saben a dónde van. 

Ramón de Argonz

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