Este JUEVES 25 de JULIO
POR LA VIDA NO HAY
CONCESIONES
"ABORTO NO. Dios ama al embrión"
A las ocho de la
tarde
enfrente del Parlamento de Navarra (Pamplona)
nos convoca la
Coordinadora navarra por la vida
¡Que pululen
las PANCARTAS!
Vocalía Vida y Familia CTC
de Navarra
23-VII-2013
El holocausto
silencioso
Hemos recibido el artículo inserto a continuación, que explica por
qué en Pamplona sólo nos movemos unos pocos en la plaza pública en contra
del aborto (y no sólo en las relaciones interpersonales y en aquellas
beneméritas instituciones que también creamos), y por qué sólo unos pocos
denunciamos a los políticos y partidos políticos más o menos responsables -por
uno u otro motivo- de la actual matanza de hijos.
La responsabilidad última de cada político y ciudadano es ante Dios.
Lo sabemos, aunque otros parece que lo olvidan. Pero, por eso precisamente,
todos somos también responsables ante nuestros conciudadanos. De exigir responsabilidad
a un llamado Estado de Derecho, ya corrupto, se huye. Hemos pedir
responsabilidad por la sangre derramada. Es la exigencia mínima de la
justicia. Desde luego, de lo que sobre todo se trata es de evitar la matanza de
un solo hijo.
Ya basta de teorizaciones y falsos moralismos, de modelar la
actuación pública o política trasladando a ella moldes privados o internos de
una u otra organización religiosa, de trabajar en lo religioso y social –lo poco
que se puede para lo mucho que el Estado liberal deshace- olvidándose de la
política, de lo que llaman clericalismos de
pacotilla, y de ser oportunistas parasitarios de los grandes partidos. Ya basta
de abandonar la política a los que, por uno u otro motivo y más o
menos radicalizados, son contrarios al hombre y -¡oh singular privilegio!-
dicen no ser contrarios a Dios. Dar dinero público o privado, por uno u otro
motivo, con el que se siega la vida del hijo, también es ser contrario a la
vida humana del más inocente, aunque se cierre los ojos con fuerza. Que lo sepa
el actual Gobierno de Navarra. Y hacer de ello un sistema o método, es
hipócrita, es terrible, y deslegitima a cualquiera.
El nuevo ídolo es la "regla del juego" –la “soberanía
nacional” dirán, sabiendo que además es mentira- que por otra parte todos
incumplen multitud de veces. Todos los días lo vemos delante de nuestros
ojos. La legalidad vigente es la mera suma de fuerzas contrapuestas. Y las
malas pasiones tienen mucha fuerza.
Con tales y aquellas personas, sí que no se puede hacer nada. Luego
dirán contradictoriamente que se puede hacer mucho en la sociedad. Claro, por
eso estamos así. ¿Y a cambio de qué? Ahora bien, para todo usarán buenas
palabras, que eso es fácil; e incluso exigen que no dudemos -¡oh
sabios oportunistas e infectados de ese mortal virus liberal!- de la moralidad
de sus actos.
Pues bien, que no nos pidan silencio en la rúa pública con
motivo del aborto. Que no nos pidan que seamos parasitarios. Que no nos pidan
que les dejemos a ellos irse de rositas cuando son parasitarios del PP o
UPN..., cuando en realidad desmovilizan políticamente al pueblo de sus
responsabilidades ante Dios, cuando por omisión -y no sólo por ella- consolidan
social y políticamente el mal, y cuando ellos guardan silencio. Y sigue la
matanza. Ojo, y que no sólo son ellos los que trabajan por las embarazadas.
Ramón de Argonz
23-VII-2013
A las 9:13 AM, por Luis Fernando
Categorías : Cultura de la vida, Cristianos en la vida pública, Actualidad
Categorías : Cultura de la vida, Cristianos en la vida pública, Actualidad
Ayer leí en Religión Libertad un artículo de
Antonio Torres, Presidente de la Fundación Red Madre, que me dejó un tanto perplejo. La
verdad es que empezó bastante bien:
Cuando los políticos acceden al poder tienen como misión legislar y
administrar los asuntos públicos en favor del bien común, siendo urgente su
actuación cuando éste es burlado o directamente socavado en sus mismos
cimientos.
Amén.
Así sucede en el caso de las leyes permisivas y financiación del aborto
nada menos que por parte del propio Estado, y con el casi absoluto desamparo de
las madres vulnerables y con riesgo de exclusión social que se ven impelidas a
abortar.
A eso yo diría que mayor desamparo que el de las mujeres que “se ven
impelidas a abortar” es el de los no nacidos a los que se mata. Y añadiría que
no hay razón alguna que explique que una madre mate al hijo que está viviendo
en su seno. Es decir, aunque sin duda alguna hay que hacer todo lo que esté en
nuestra mano para ayudarlas, no nos olvidemos que las
principales víctimas en el aborto no son las madres sino sus hijos.
Sigue don Antonio:
La responsabilidad del político se acrecienta cuando quiera que forma parte
de un gobierno que ostenta una amplia mayoría parlamentaria, en parte alcanzada
merced a los votos de muchos españoles a quienes se aseguró que se derogaría la
actual ley abortista y que la maternidad sería apoyada por el Estado.
Impecable. El gobierno puede cambiar la
ley en cuanto quiera. Sigue:
Así es como se entiende la alarma y creciente indignación de una
significativa parte de la sociedad civil, propiciada por el largo retraso del
gobierno en cumplir una promesa electoral de profundo calado y capital
importancia que, en mi opinión, no tiene otra razón de ser que un erróneo
sentido de oportunidad política
Bien, estamos entonces ante un
gobierno que pone su sentido de oportunidad política por encima de la dignidad
de la vida humana. Conviene tenerlo en cuenta. El artículo hasta ahora va bastante bien.
Pero la cosa cambia:
Sin embargo, no debemos perder la esperanza de que el actual gobierno,
encabezado por Mariano Rajoy, dará cabal cumplimiento a la promesa electoral
que contribuyó a que accedieran al poder con holgada mayoría absoluta.
¿El señor Torres nos pide que tengamos esperanza… en Rajoy? ¿De verdad?,
¿en serio? Y digo yo, ¿por qué hemos de tener
esperanza en que este gobierno haga en los próximos años lo que no ha querido
hacer hasta ahora? ¿cuántas veces hemos oído de boca del señor Gallardón
que la nueva ley del aborto llegaba y no ha llegado?
El pasado viernes, el ministro empeñó su
palabra en que se aprobaría antes de que acabe el año. Pero dos días después
respondió así a una pregunta del diario La Razón:
–Cambiando de tercio, ¿cuándo se aprobará la Ley del Aborto?
–Se trata de un compromiso que el PP llevaba en su programa electoral para
reformar una norma que el PSOE decidió aprobar sin consenso, sin contemplarlo
siquiera en su programa y que, como ya he dicho, podríamos presentar para el
ecuador de esta Legislatura. Pero hay gran cantidad de proyectos importantes
que tenemos que sacar adelante para reestructurar el funcionamiento de este
país y así avanzar en la mejora de la situación económica. Será, por tanto, el
Consejo de Ministros el que decida cuál es el calendario. La intención es aprobarla dentro de tres meses, aunque en último
término será el Consejo de Ministros el que decidirá.
O sea, que lo harán, si es que lo hacen,
cuando les dé la real gana. ¿A cuento de qué nos pide don Antonio Torres que
confiemos en esos políticos?
Dice:
Lo lógico es que en dicho anteproyecto se contemplen como poco los aspectos
defendidos pública y valientemente por Ruíz Gallardón, lo cual representará un
histórico paso adelante en la buena dirección en favor del concebido y la
maternidad, sin obviar la certeza moral de que ninguna ley puede legitimar la
muerte de un inocente, objetivo irrenunciable por el que habremos de seguir
trabajando y reclamando con nuestros votos.
¡Pero qué tío más grande es Gallardón! Ahí le tienen ustedes. ¡Todo un paladín de la causa
provida! Ciertamente lo que propone es volver a la situación anterior, cuando en
España ya se practicaban cerca de cien mil abortos al año.
Y sí, en verdad será un avance si el aborto
deja de ser un derecho y pasa a ser de nuevo un delito. Pero ojo, que no
tengo nada claro que lo que finalmente salga del ministerio de Justicia y del
Consejo de Ministros sea siquiera eso. Así respondió Gallardón a otra pregunta
de La Razón:
–¿Habrá cambios en la redacción ya anunciada? Por ejemplo, en lo que afecta
a la malformación del feto, una de las cuestiones más polémicas.
–La verdad es que aún no hemos dado a conocer públicamente ni una línea del
texto. Solo hemos hablado, hasta ahora, de las bases sobre las que hemos
trabajado para la redacción del anteproyecto que, como sabe, se inspira en las
tres sentencias del Tribunal Constitucional, en el programa electoral con el
que el PP concurrió a las pasadas elecciones y en el recurso que el Grupo
Parlamentario Popular en el Congreso interpuso contra la Ley del Aborto de
Zapatero en 2010. Ahí están los fundamentos sobre los que hemos trabajado y me
permitirá que, en cuanto a los detalles de la redacción, sea el Consejo de
Ministros el primero en conocer la propuesta definitiva.
Ahora llega la parte más tremenda del artículo del señor Torres:
Y tampoco debemos perder la esperanza de que siga aumentando el número de
personas de buena voluntad que, más allá de indignarnos señalando con el feo
dedo justiciero al político de turno, optemos por involucrarnos personalmente
en las diversas formas de ayudar a las muchas madres que lo precisan.
¡Señalando con el feo dedo justiciero al político de turno! Ahí queda eso. Los que estamos hasta el gorro de que nuestras leyes permitan el
asesinato de inocentes somos unos justicieros si acusamos al gobierno de no
hacer nada y le consideramos cómplice de cada aborto que se produce en este país.
Es mejor no hacer mucho ruido, no protestar
demasiado, defender la vida en voz baja, no criticar en exceso a los que llevan
más de año y medio en el poder y dejan que siga todo igual. No vaya a
ser que se moleste ese magnífico defensor de la vida que se llama Alberto y se
apellida Ruiz Gallardón. No sea que don Mariano Rajoy se enfade y diga: “Pues
hala, ahora no hago nada. Chinchaos”
La labor social que realiza Red Madre no tiene precio. Es imprescindible.
Salva vidas. Pero su presidente está molesto con los que seguimos el modelo de
todos aquellos santos y profetas que no han
tenido el menor problema en llamar a las cosas por su nombre y señalar con el dedo acusador al poder cuando ésta ha sido cómplice del mal
absoluto.
En lo que a mí respecta, mi dedo, feo o no, seguirá
señalado al político de turno mientras haya una ley en España que permita la
masacre de los inocentes. Desde mi condición de bloguero y director de un
medio de comunicación católico, me debo más a la causa de la vida que al ídolo
del lenguaje políticamente correcto. Y desde luego, mi voto no irá jamás a ningún partido que no tenga en su
programa el poner fin a esa legislación infame. Sospecho que un buen número de
los provida de este país no pueden decir lo mismo. Allá ellos y su conciencia.
Luis Fernando Pérez Bustamante
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