Noticia
Hemos recibido este enlace y, como se refiere a nosotros, lo comunicamos a nuestros amigos. Los piropos son absolutamente inmerecidos.
No dice que este grupito, que varía en número según los meses y el tiempo, lleva unos 34 años concentrándose todos los meses (del último día de mes se pasó al 25 hace unos años), para decir a las instituciones políticas lo que no deben hacer, por qué, a quién deben respetar y qué y a quién deben defender.
Faltan brazos para repartir propaganda, lo que a veces sí hemos hecho.
Para evitar la soledad, para encomendarnos bien y perseverar, se reza el Santo Rosario.
Los transeúntes, en general, están muy de acuerdo con nosotros. Ahora, viendo las consecuencias y secuelas del aborto, falta otra pancarta: mujer, agente de la vida, dar muerte al niño te mata.
Agradecemos a Hispanidad su dedicación y detalle animante.
La Redacción
CTC. Todavía hay valientes que recuerdan que el mayor crimen de nuestro
tiempo es el aborto
Son pocos pero
valientes y han elegido la afirmación de Benedicto XVI para explicar su postura
en cuatro palabras: Dios ama al embrión.
Eulogio
López26/02/25 12:12
Hispanidad
Son pocos pero valientes y han elegido la afirmación de Benedicto XVI para
explicar su postura en cuatro palabras: Dios ama al embrión
Son de la Comunión Tradicionalista y Carlista
(CTC). La noche del martes 25 de febrero, en Pamplona. Son pocos y como los
católicos en general, que empezamos a ser minoría. Y son valientes, porque aún
siendo pocos se atreven a manifestarse contracorriente… contra la corriente de
la mayoría comodona y cobardona.
Pocos, pero con un mensaje muy claro:
"Aborto no", porque no hay que olvidar que el aborto es el crimen del
siglo pasado y de éste. Es el asesinato, a manos de su propia madre, del ser
humano más inocente y más indefenso: el concebido y no nacido y, al mismo
tiempo, se manifiestan con la frase de Benedicto XVI que resume toda la filosofía provida: Dios ama al
embrión".
Sí, no olvidemos que cuando pensamos en
aborto pensamos siempre en aborto quirúrgico, pero olvidamos el aborto químico,
mucho más numeroso, que actúa contra el embrión, ese nueva persona que surge en
el momento mismo de la concepción, con un código genético individuado, distinto
del código genético del padre y del de la madre, en mezcla más o menos
aleatoria de ambos, una verdadera lotería que conforma un nuevo
individuo.
Por eso insistimos tanto en Hispanidad
en lo que nadie quiere decir: que la FIV es un máquina de abortos por
eliminación de embriones, dentro o fuera del núcleo materno, o que todos los
anticonceptivos que se venden hoy en el mercado son potencialmente abortivos:
pueden actuar antes pero también después de la concepción.
Los carlistas son valientes y Benedicto
XVI era genial: Dios ama al
embrión. Punto y final.
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