Crónica de una intervención
Palabras del Presidente de la CTC de Navarra, invitado en el Vía Crucis de Montejurra en septiembre de 2022.
Sin calor y con un sol reluciente, los peregrinos subieron por el empinado Vía Crucis de Montejurra. Vía encajonada y suelo éste roto, pero no incómodo. Día espléndido e insuperable. Los campos de la llanada de Tierra Estella seguían mostrando su color de oro y el horizonte nos dirigía a un indefinido y brillante claro-azul.
Los invitados procedían de los campamentos de
jóvenes de Cruz de Borgoña, más otras personas de diversas partes de la geografía española, y
no sólo navarros. Una encantadora diversidad se reunía en torno a la Cruz y al
Cristo negro de Montejurra.
Tras el Vía
Crucis ascensional, el joven pater que lo dirigió, celebró la Santa Misa en la gruta del Cristo
Negro. La comunión sacramental fue larga y se recibió de rodillas.
Tras ello, vino la hora del almuerzo bien ganado, pasando el rato entre risas y chanzas.
Al fin, un joven organizador pidió al presidente
de la Comunión Tradicionalista Carlista de Navarra poner palabras al Acto. Dijo
lo siguiente:
“Ayer se nos explicaba, rigurosa y sentidamente,
qué significa Montejurra en la historia del Carlismo. Montejurra es la historia
de la fidelidad de un pueblo cristiano por su Dios, la patria con sus derechos
forales y el rey legítimo que sirve a todos. Una fidelidad de gente corriente y
heroica.
“Fue la Revolución liberal primero, la
socialista/separatista después, y ahora las dos juntas, las que buscan ARRASAR la civilización cristiana y
hasta la misma naturaleza individual y social, personal. Lo estamos viendo ante
nuestros propios ojos. Nada de lo que nos decían cuando éramos chavales nos
resulta hoy extraño. Ciego sería quien no lo reconociese. El espectro de la
anti-creación desfila bamboleándose, cayéndose como vencido, a la vista de
todos. Y con él, ¡a cuantos arrastra!
“La Causa
no es nuestra, sino de Dios Jaungoikoa, que hace nuevas todas las cosas buenas y
necesarias.
“Por Dios salieron los
voluntarios de la última Cruzada del s. XX, cuando urgía la legítima defensa.
Porque aquello fue una Cruzada, no nos engañen. Una Cruzada para defender la
santa Cruz en la sociedad, en las iglesias con sus campanarios vistos desde calles
y plazas, en las escuelas, en las familias y las mismas conciencias. Una Cruzada
en defensa de la conciencia cristiana, de sus manifestaciones más sagradas, de
la misma existencia del clero y la Iglesia de Cristo. Expulsado Dios de la
Constitución de 1931, y plantado por ello el árbol en mala tierra, el camino de
la degradación y la persecución descubierta ayer -hoy cada vez menos encubierta-
es un hecho lógico. Las consignas del comunismo estalinista estaban claras y se
hicieron realidad: destruir la Iglesia. Y con ella lógicamente a los
cristianos. Y el clero fue destruido, sin una sola apostasía. Por eso, que los
quejicas de hoy que no pongan tronos a las premisas y cadalsos a las
consecuencias, como decía Vázquez de Mella.
“Hoy de nuevo se pone todo en entredicho, antes
de arrasarlo. Así ha sido desde la
Constitución de 1978 hasta la actualidad, sumándose –o adelantándose—la derecha
conservadora a lo que hace la izquierda ideológica. Hoy ya se arremete contra
el sagrario íntimo de la propia conciencia, se niega la legítima objeción de las
conciencias, se corrompe directamente a los niños en las escuelas, se mata a
los niños aún no nacidos y se comienza a matar a los viejos, se pudre la memoria que nos sostiene, la
forma de sentir (las imágenes), de pensar (el “discurso) y de qué y cómo decir
o callar.
“Estamos aquí muchos invitados y variados. Nuestra unidad se funda
en la variedad. Coincidimos más que en lo fundamental para un cristiano, y en
lo básico para ese español que no podemos dejar de ser. Y lo hace con el alma
puesta en la Cruz, en el Cristo negro de una gruta orlada por los colores de la
Patria.
"También en el andar más político -lo que aporto hoy-
los Fueros, España, la hispanidad, un rey legítimo –el que Dios al final nos dé-
hay que vivir y trabajar unidos.
"Debemos saber claramente
que la revolución nos quiere desunidos. Ella sabe que unidos somos invencibles,
y que no moriremos como tradición. Si en el ámbito más profundo la Revolución
ya está vencida por Cristo, y cada cuál debe cooperar en lo que ya Él realizó,
en el ámbito más temporal la sociedad está harta de ser contantemente engañada
y violentada por las élites que dominan.
"La Comunión Tradicionalista Carlista, refundada en 1986, se esmera con
todo cuidado por mantener la unión de todos la navarros, en la legítima
diversidad, ante la Revolución hoy triunfante.
"Estamos viendo desfilar los desechos y ruinas de nuestra sociedad. El mal se hunde sólo, pero arrastra a muchos tras sí. Y eso lo tenemos que evitar. Por eso, no nos podemos permitir las pequeñeces personales, sino que cada cual aporte lo muchísimo que puede y debe dar, siendo reconocido por todos como un Adelantado allá donde viva.
"Las antítesis están claras: O Revolución o Tradición, lo vemos ante nuestros ojos; O Roma o Moscú, nos enseñaron de pequeños; O Cristo o el nuevo orden mundial, que es todo desorden, imposición, y ocultismo propio de las tiranías. Y seguimos: O paganismo, o bien Cristianismo y verdaderos futuros de esperanza, concordia y paz; O desunión y derrota, o bien unión y éxito; O retroceso a la barbarie más inhumana contra el aún no nacido y el anciano, o bien que defendamos en unión todo lo bueno y noble con el resto de la sociedad aún sana. Por eso, no nos queda más que decir: Viva Cristo Rey, Viva España y los Fueros, Viva el Rey legítimo".
La bajada de la montaña que tantísimo evoca, se
hizo despacio para no resbalar. El sol seguía luciente. El ánimo estallaba en
canto. Con el alma en Jaungoikoa, nuestros padres y nuestra sociedad navarra y española.
Ramón de Argonz
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