TOMAMOS de "NAVARRA CONFIDENCIAL" el artículo-información siguiente. Nos parece muy acertado. Quedamos siempre a lo que disponga dicha editorial digital.
Por nuestra parte recomendamos el libro de Carlos Ibáñez Quintana, Amor a Euskalerría. Reflexiones de un carlista vasco en torno al nacionalismo, Barcelona, Ed. Scire, 200, 125 pp.
Tenemos entendido que José Luis Álvarez Enparantza, apodado Txillardegi, que fue considerado uno de los fundadores de ETA -a la que dio nombre-, abandonó la organización terrorista al advertir que las circulares internas eran en castellano. De él se habla en este ameno libro de Ibáñez Quintana, autor procedente del Señorío de Vizcaya. Txillardegi falleció el 14-I-2012.
R. de Argonz
27 agosto 2014
Los presos de ETA que no quiere ETA
Una visión alternativa para contar la historia de los presos
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Desde el entorno de ETA se insiste continuamente, aunque ya con la banda derrotada, en que aquí ha habidos dos bandos, que en ambos bandos ha habido víctimas y que ambas víctimas y bandos resultan equiparables.
Obviamente se trata de una falsedad.
Sin duda que cuando alguien acaba en la cárcel por pegar un tiro en la nuca a otro él y su familia sufren. Pero no son equiparables al que ha recibido el disparo y su familia. Es decir, también la familia de un violador seguramente sufre cuando lo meten en la cárcel.
Si un terrorista pone una bomba y mata a alguien pero luego muere cuando le explota otra bomba tampoco es posible equipararle con la primera víctima, evidentemente.
Del mismo modo tampoco se puede pretender que un terrorista que muere en un tiroteo con la policía es equiparable a sus víctimas.
Y tampoco se puede pretender que todo el que no era de ETA era del GAL y que entonces todos somos igual de terroristas que los etarras y sus partidarios. Curiosamente este punto de vista a menudo lo sostienen personas que se sentirían indignadas si se les preguntara si ellas eran de ETA o del GAL, pero de algún modo pretenden encajarnos forzosamente en uno de los dos bandos a todos los demás.
Rechina también bastante el argumento de que las familias de los presos sufren mucho por tener que desplazarse para poder ver a su hijo o su hermano que está en una cárcel de Madrid, aunque a lo mejor ese hijo o ese hermana ya vivía antes en Madrid como miembro del Comando Madrid. De alguna manera parece ser que entonces, o cuando el terrorista estaba escondido clandestinamente en Francia, la familia no lo echaba tanto de menos ni se sentía tan separada por la distancia.
En algunas ocasiones el entorno de ETA trata como sea de fabricar dramas para intentar equiparar a víctimas y verdugos, como cuando se considera una víctima de la violencia del estado que, por ejemplo, alguien muera en un accidente de tráfico cuando va a visitar a un preso. Claro que ese accidente tampoco habría tenido lugar si el bendito preso se hubiera dedicado a plantar tomates en vez de a matar gente, o si la ETA se hubiera disuelto. Obviamente también habría que considerar entonces como asesinado por ETA a alguien que tuviera un accidente de tráfico cuando fuera a visitar el cementerio de su hijo. Aunque por otro lado, ¿qué debemos pensar si la casa de alguien arde mientras está viajando para visitar a un preso? ¿Qué le ha salvado la vida el encarcelamiento del preso? Planteamientos absurdos llevan a conclusiones absurdas.
Pero el asunto es más revelador todavía.
Parece que los presos de ETA son una especie de monolito y que la izquierda abertzale habla en su nombre y que los presos de ETA son lo que la izquierda abertzale dice que son los presos de ETA.
Pues bien, resulta que no es así.
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Cuando son los etarras los que “desarman” a los demás, pidiendo perdón
Hace escasas semanas la prensa narraba el caso de del etarra Ibon Etxezarreta.
Un 29 de julio hace 14 años Etxezarreta asesinó pegándole dos tiros a bocajarro al socialista Juan Mari Jáuregui, mientras charlaba en una cafetería. Este verano, en ese mismo lugar, Etxezarreta se ha convertido en el primer etarra que, durante un permiso, ha participado en el homenaje a una de sus víctimas. Los etarras Carmen Gisasola y Andoni Alza acudieron en noviembre a un acto en recuerdo de una víctima, Joseba Goikoetxea, en cuyo crimen no participaron.
Etxezarreta asistió al homenaje con el beneplácito de la viuda, después de haber pedido perdón mediante una carta pública. Allí también se dio la mano con el hermano de la viuda, en presencia de Mari Paz Artolazabal, viuda a su vez del columnista de EL MUNDO asesinado también en 2000, José Luis López de Lacalle. “Nadie le reprochó nada, todo lo contrario, le dieron ánimos. Él estaba muy emocionado”, explicó la viuda. Tras el permiso para acudir al homenaje, el etarra volvió a su celda.
Este etarra arrepentido interpeló además en un artículo a la izquierda abertzale, reclamando que Sortu abandone su “silencio e inmovilismo”, denunciando que esta formación no puede “dejar toda la culpa de lo ocurrido” en las espaldas de los presos “eludiendo la responsabilidad política propia”. Etxezarreta asegura que “Todavía hay en el mundo del MLNV y fuera de él quien no ha hecho un reconocimiento del daño causado injustamente y tiene pendiente una revisión autocrítica del pasado”, cosa que “se merecen” la sociedad y las víctimas. El etarra arrepentido agradeció en cambio a la viuda de su víctima su “generosidad y humanidad”. “Por encima de las crueldades que he realizado durante mi militancia soy persona y me he dado cuenta del daño causado con esos atentados. Escuchar sus testimonios me ha afectado y me ha dolido”. Matar a Jáuregui, reconoce ahora, sólo sirvió para “arrebatarle la vida” y generar a sus parientes un“tremendo e irreparable dolor”.
Ibon Etxezarreta no es un caso único. También durante este verano ha resultado llamativa laentrevista de otro etarra arrepentido de la llamada “Vía Nanclares”, Iñaki Recarte, durante la misma dejó perlas como estas:
“Arnaldo Otegi me parece un hombre muy cobarde. Habiendo tenido en su mano darle carpetazo a esto y decir las cosas cuando tenía voz, siempre se calló. Igual porque quiere, cuidado. Pero no es un hombre de paz ni mucho menos. ¿Arrepentido? No me arrepentiré lo suficiente el resto de mi vida. Muchos presos también lo sienten como yo, pero tienen miedo. Los culpables son ellos [Sortu]. Lo han fomentado y ahora quieren sacar rédito”.
Preguntado por los gestos y las declaraciones de estos presos, el lehendakari Iñigo Urkullu mostró su convicción de que muchos presos de ETA quieren liberarse de las “ataduras internas” de la organización terrorista para acogerse a beneficios penitenciarios y a medidas de reinserción como la llamada “vía Nanclares”, equivocadamente paralizada, a su juicio, por el Gobierno. “Estoy convencido de que muchos presos estarían deseosos de poder dar ese paso, de poder liberarse de las ataduras internas y no actuar en aras a la estrategia de ETA, que quiere convertirse en un agente político, o en aras de la izquierda abertzale, que también ha venido utilizando la política penitenciaria en clave victimista“. La izquierda abertzale cargó contra Urkullu acusándole de dar un cheque en blanco a Rajoy para practicar su política represiva.
A nadie se le escapa que las “gestoras pro aministía”, en sus diversas siglas, nunca han tenido como propósito mejorar la situación de los presos sino mantener la ortodoxia y la disciplina de la banda dentro de las cárceles. De hecho es la banda terrorista quien no permite a sus presos salirse de la raya o mostrar arrepentimiento, prohibiéndoles dar pasos o reclamar beneficios a los que podrían tener derecho si manifestaran su voluntad de reinserción. Después ETA lamenta la situación de los presos a los que no permite mejorar su situación.
Todo lo anterior, no obstante, pone de manifiesto que hay presos que sí han dado el paso de romper la disciplina de la banda, se han arrepentido y han pedido perdón, ablandando incluso el corazón de sus víctimas y consiguiendo su perdón. No siempre. Cuando a Recarte le preguntan en la entrevista si ha contactado con los familiares de sus tres víctimas mortales este responde que “Sí, sí. (Baja la voz). Con una he tenido relación y con otra no porque no quiere. Y yo eso lo entiendo, cómo no… Su dolor tiene que ser… inmenso. (Silencio). Si algún día los de ETA tienen la valentía de escuchar a las víctimas, como nosotros, se les va a derrumbar todo”.
Después de tratar de equiparar a las víctimas, la ETA trata de equiparar también a los verdugos. ETA y su mundo necesitan evadir la realidad y sostener también esa equiparación para mantener su discurso.
Al principio de este escrito reflexionábamos sobre el absurdo de tratar de equiparar a las víctimas, al final puede que tampoco sea posible equiparar a todos los verdugos.
No todos los verdugos son como ETA querría que fuesen.
Los presos no sólo tienen un camino ni los demás tenemos sólo un camino con los presos.
Significativamente, las manifestaciones a favor de los presos son manifestaciones a favor de los presos que no son como estos de los que les hemos hablado.
Puede que no haya que aceptar a todos los presos de ETA como ETA dice que son y como si no pudieran ser de otra manera, porque hay presos de ETA que no le gustan a ETA.
Y en el necesario camino de la reconciliación, la reconstrucción y el relato histórico de los hechos, son estos presos los que a lo mejor deben señalar el criterio a seguir y no el que pretenden la propia ETA, las gestoras de presos o Bildu.
Tomado de "Navarra Confidencial"
Tomado de "Navarra Confidencial"
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