SIEMPRE ES MOMENTO PARA ESPABILAR
Y MATAR LA "POLILLA"
Y MATAR LA "POLILLA"
- Ante el contrapelo provocado por el ambiente de la calle y el Estado, que dificulta mucho nuestra vida como personas y católicos,
- ante el asesinato de los niños y niñas por nacer, los más indefensos,
- ante el materialismo egoísta, grosero y chabacano,
- ante un mundo apátrida y amodorrado del que son responsables los poderes en la sombra -de segunda fila- con el objeto de hacer lo que les da la gana -por ejemplo su guerra a Siria-,
- ante la tremenda miseria moral que durante estos meses seguimos viendo en las altas esferas de la política partitocrática (PP, PSOE etc.),
- ante el sinsentido del "sin futuro" laboral, donde nosd parece que sobramos de un mundo que sigue semi-vacío,
- ante la terrible modorra y pasotismo social de los meses estivales... en la que seguiremos gracias a nuestro sistema aparentemente "participativo", sistema que hace al hombre -aparentemente "soberano"- pasota, incívico y hasta si pudiera insociable
- ....
recordamos lo que Vázquez de Mella escribió con ocasión de los mártires de la Tradición en 1899, para el periódico carlista de Buenos Aires El Legitimista Español. Si nos eleva el corazón, aunque advirtamos el estilo no en vano grandilocuente de la época, será maravilloso:
"¡Los mártires de España! Por entre las grietas de sus sepulcros, alimentados con su sangre y con la substancia de sus huesos, y perfumado con el aroma de sus almas, creció el árbol grandioso de la Monarquía tradicional, como un retoño del árbol de la Cruz. A su nombre se emancipó el pechero, se irguió el noble, creció el Municipio, se alzó la Universidad, se juntaron las fuerzas sociales en las Cortes, y como peldaños de una escala, gradas para ascender a un pedestal, la sociedad española subió hasta el altar, y allí, como una Hostia santa, levantó al cielo el corazón entero de la patria, y como premio de aquel holocausto del amor y de la fe, surgió de los mares un mundo, y la audacia de maravillosos navegantes, y el valor de los héroes que parecen obra de la fantasía, y la fe de misioneros que parecen apóstoles, y de reyes que eclipsaron al sol con la sombra de su manto, España llegó a tener por colonia un continente, y aún ella con sus legiones de santos llegó a parecer una colonia del cielo...
[...]
Un día, la polilla regalista se introdujo en la corteza del árbol secular, y unos hombres que odiaban todo lo que amaron nuestros padres y amaban todo lo que ellos aborrecieron, aplicaron la segur revolucionaria al tronco, y con una alegría salvaje celebraron su triunfo bailando sacrílega danza sobre las aras de los altares, las astillas del trono y los escombros de las tradicionales instituciones. La protesta fue sublime, pero cayeron los cruzados debajo de los traidores...
¿Qué se hizo de aquel pueblo de caballeros dispuestos a dar la vida por Cristo y por la Patria y por el Rey, antes que tolerar una ofensa en la fe o una mancha en el honor? Allí está convertido en la masa oficial y política que le aplasta, en un rebaño de golfos y presidiarios sueltos, verdadera colonia penitenciaria, que ha reducido al resto de la sociedad española a manada de siervos y mendigos. Y entre ese poso social, ¿no se descubre ya la veta de oro de donde salieron en otro tiempo raudales de heroísmo? Sí; pero como un siglo de tiranías miserables ha depositado encima tantas escorias, es preciso ahondar en ellas, hasta tropezar con las losas sepulcrales de los mártires, y partirlas con el puño de las espadas, para que salga su espíritu inmortal a informar con nueva vida este pueblo, que está esperando la hora suprema en que resuene con acento vibrante en sus oídos el llamamiento que escuchó Lázaro en la tumba.
[...]
Un día, la polilla regalista se introdujo en la corteza del árbol secular, y unos hombres que odiaban todo lo que amaron nuestros padres y amaban todo lo que ellos aborrecieron, aplicaron la segur revolucionaria al tronco, y con una alegría salvaje celebraron su triunfo bailando sacrílega danza sobre las aras de los altares, las astillas del trono y los escombros de las tradicionales instituciones. La protesta fue sublime, pero cayeron los cruzados debajo de los traidores...
¿Qué se hizo de aquel pueblo de caballeros dispuestos a dar la vida por Cristo y por la Patria y por el Rey, antes que tolerar una ofensa en la fe o una mancha en el honor? Allí está convertido en la masa oficial y política que le aplasta, en un rebaño de golfos y presidiarios sueltos, verdadera colonia penitenciaria, que ha reducido al resto de la sociedad española a manada de siervos y mendigos. Y entre ese poso social, ¿no se descubre ya la veta de oro de donde salieron en otro tiempo raudales de heroísmo? Sí; pero como un siglo de tiranías miserables ha depositado encima tantas escorias, es preciso ahondar en ellas, hasta tropezar con las losas sepulcrales de los mártires, y partirlas con el puño de las espadas, para que salga su espíritu inmortal a informar con nueva vida este pueblo, que está esperando la hora suprema en que resuene con acento vibrante en sus oídos el llamamiento que escuchó Lázaro en la tumba.
Nota para EL LEGITIMISTA ESPAÑOL, Periódico Carlista, Año II, Nº 13, Buenos Aires, 10 de marzo de 1899, pág. 2. Director: Luis de Mas. Fundador: Francisco de Paula Oller. Reproducida por Bernardo Lozier Almazán en Presencia carlista en Buenos Aires (Buenos Aires, 2002).
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