Boletín Oficial de la Comunión Tradicionalista Carlista de Navarra

miércoles, 22 de mayo de 2019

Elecciones a presión, política artificial.


Muchos de los que se dicen demócratas, en realidad no lo son. Y más si son políticos. ¿Vd. cree que un político considera que su voto es uno más? En realidad -lo real va mucho más del recuento numérico- no todos los votos son iguales, pues el voto tiene un antes, un después y una proyección: una densidad. El voto es mucho más que un número o voto agregado. El voto tiene una densidad más allá de ser contado. Quien tiene un periódico no pesa lo mismo que su simple lector. Los grupos de presión no son lo mismo que el funcionamiento armónico y solidario de la vida cotidiana y silenciosa de la persona por el bien común.

Más que ser amigos de la representación, hoy se busca el consentimiento del número. De ahí al cheque en blanco electoral hay un paso. Nuestra democracia anda muy pobre en representación.

No es buen demócrata quien obliga a los electores a votar varias elecciones -y además de trascendencia- en el plazo de un mes: elecciones nacionales, elecciones autonómicas, elecciones municipales y elecciones de la Unión Europea.

La ciudadanía está saturada, y no sólo por un exceso de propaganda, sino por un exceso de partidos y, sobre todo, por ser necesario buscar fuentes fiables de conocimiento y tener una situación espiritual como ejercer debidamente la responsabilidad.

Miren Vds., tampoco es fácil hacerse cargo de la situación de cada ámbito social. Es imposible recibir los datos adecuados, buscar otros nuevos, investigar, comparar posiciones distintas, y decidir pensando en el bien común. Es imposible en un solo caso -por ejemplo en las elecciones nacionales- pues no en vano -y como detalle- hay muchos indecisos y mucha abstención, más los luego arrepentidos. Pues bien, sume Vd. a continuación los otros ámbitos el, local, autonómico y de la UE, y el resultado es lo que se dice explosivo.

No se puede, no se llega, no hay tiempo, y menos hay sosiego... Salvo que se quiera que no profundicemos, o no importe que lo hagamos, sino que seamos un numero más, que se cumpla el expediente del sistema actual, y que todo vaya a lo macro como la macroeconomía, llena de datos pero en este caso forzados, inmaduros y batante vacíos.

Votar "en contra" para evitar jugarse el pescuezo, es una situación poco o nada democrática o representativa. Ya sabemos que el tal J. J. Rousseau se equivocó. Y es una situación poco o nada amiga de las libertades. El pescuezo se lo juegan los niños a los que no se les deja nacer, los niños y familias a los que el Gobierno les impone una ideología de género e inmoralidades en la escuela a modo decorrupción de menores (Skolae, EpC...), los mayores que pueden ser eutanasiados, la gente que no llega a fin de mes, los que no ven su objeción de conciencia respetada en temas de vida, familia y educación, los asesinados por ETA que se ven ultrajados por acción de unos u omisión de otros...

Estos son los que se juegan el pescuezo, y no el que mata  pudiendo no matar, el que corrompe pudiendo no corromper, el que injuria pudiendo no injuriar, quien busca romper España pudiendo convivir en paz, quien no condena el terrorismo, quien impone a los demás cosas que estos pueden y deben resolver pr sí mismos con responsabilidad y adecuación... Son situaciones límite que expresan el hundimiento y enorme fragilidad de una comunidad.

Cada vez hay más gente que se sincera en privado y muestra que no es demócrata de ésta democracia; precisamente porque busca y defiende una verdadera representación, la formación y el ejercicio de las libertades, la responsabilidad del votante y del elegido -mandato imperativo y juicio de residencia-, el desarrollo armónico de la vida y no las barricadas y actuar con engaños y forceps. El estatismo está  suponiendo la muerte el señor Estado.

Si suma Vd. la batería de alianzas postelectorales que saltan a la prensa diaria, de lo que dicen y se desdicen unos y otros como la tal Chivite (PSN), verá que una lucha tan encarnizada por el poder por parte de los izquierdistas y separatistas poco o nada tiene de representativo ni es amigo del bien común.

Esto, tantas elecciones juntas, no puede ir en serio. No somos vacas a ordeñar, ni números a contar, ni receptores a consentir un cheque en blanco, ni imponemos a los demás el ser y el no ser. La verdad de la vida ordinaria es la que habla, en la sinceridad del día a día en el ejercicio de la responsabilidad personal, y no el acto de voluntad ante una situación de propuestas en batería porque se diga que "ha llegado el momento" de pensar y querer. La artificiosidad y pedantería, y la reducción de la vida a la voluntad, es un ejercicio de vanidad en unos y de vasallaje y seguidismo en otros.

Ramón de Argonz

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