Nuestras preguntas son:
PRIMERA. ¿Se respetará y hará respetar, en los Centros de enseñanza pública y de iniciativa social en Navarra, que los hijos serán educados e instruidos conforme a los valores y convicciones religiosas y morales de los padres, cuando quieren, lejos de todo totalitarismo, el respeto al derecho natural y la educación católica de sus hijos?
SEGUNDO. ¿Se reconocerá y defenderá el derecho a la vida del concebido y aún no nacido, suprimiendo todo lo que atente contra él en la legislación navarra, y anulando también las subvenciones encaminadas a eliminar la vida del nasciturus?
¿Se promoverá, dentro de las atribuciones del poder público, la cultura de la vida del concebido y aún no nacido, del niño, del minusválido, del anciano y del enfermo sin aparente solución?
No nos interesa una Navarra donde se elimina a los navarros concebidos y aún no nacidos, porque sería una Navarra con unas estructuras radicalmente injustas y de pecado. Ante el tema de Euzcadi -que los separatistas callan por hoy- está muy bien decir Euzcadi NO, pero sólo si se solucionan estos otros grandes temas.
TERCERO. Los grandes cuestiones no tienen color, ni partido, pues son de todos. Son la parte fundamental del bien común. Por otro lado, la forma de representación social en el ámbito de la política no pasa por las candidaturas de los partidos, que son máquinas para alcanzar el poder, y para ocuparlo y no soltarlo, mintiendo a veces, callando y aliándose con quien sea con tal de desplazar y hasta denigrar al más votado, lo que hacen los deslenguados de la izquierda nacionalista-separatista.
CUATRO. ¿Alguien va a reclamar el sentido religioso del Fuero? Éste no consiste en la mera asistencia y desfile en los acostumbrados actos públicos, como las fiestas del santo patrón, sino en referirse a él en los momentos y cuestiones clave, lo que se asegura cuando la religión católica y Jaungoikoa figura como faro y guía en la estructura socio-política. No se puede andar sin terreno que pisar.
Ramón de Argonz
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