Nada que celebrar y sí mucho que lamentar
Los pueblos de España tienen su constitución interna. Navarra tenía su constitución histórica e interna, sus Fueros, ya el Fuero privado -reformado en 1973- ya el Fuero público que se basaba en aquel, y que fueron dinamitados por el "cambio-ruptura" que se hizo allá por 1978. El parlamento de Navarra, muy "constitucionalista" él, ha ido dinamitando una a una todas las leyes importantes del Fuero privado navarro.
La Consitución liberal-socialista de 1978 tiene grandes errores y desaciertos. No hablaremos aquí de sus aciertos que se corresponden con la configuración propia de la sociedad en general y española en particular, quizás lo que no pudieron ni siquiera poner el entredicho. Pero hasta estos últimos aciertos pueden ser ahogados por los errores primeros.
El mayor error -llega hasta la apostasía de lo siempre mantenido- fue expulsar a Dios y a Cristo de la Constitución y leyes, lo que ha conllevado un relativismo "legal" que cada vez se ha hecho mayor, hasta ser abismal o abisal. Seamos aquí muy claros: en estos puntos, el Maritain más conocido -tan traído y llevado por ciertos meapilas, con perdón- no tenía razón aunque no queramos darle más importancia de la que este pensador tenía. Es más, la mal llamada democracia cristiana se ha ido suicidando a sí misma, en Italia -¡oh seguidismo de los españoles acomplejados!-, en España, y en ese Occidente engatusado o engañado.
La Constitución de 1978 es confesional del laicismo y la "voluntad general" -lo que ésta dé de sí-, prácticamente la que sea. Todos los políticos y partidos políticos divorcistas, abortistas y amorales (parejas de hecho, ciertas adopciones, homonomio, ideología de género...), han querido gobernar y gobernado con ella, la han utilizado, lo que implica que dicha Constitución es, además, un engaño.
No, no somos constitucionalistas de 1978 para mantener lo bueno de nuestra sociedad. Todo lo contrario; si queremos mantener lo bueno tenemos que ser contrarios al espíritu esencial de esta Constitución, con el que se ha dinamitado el Art. 15 sobre la vida humana -ya en su origen, como defendieron los del PSOE en los debates-, el Art. 27 sobre la educación , el Art. 32 sobre el matrimonio, el Art. 33 y un largo etc.) . Cuando se votó el texto en Navarra -e incuso en España-, no obtuvo tanto respaldo como se cacarea, a pesar de la propaganda del Estado de entonces (la UCD se creó desde el Gobierno), la oposición izquierdista, la opinión de las élites internacionales, de cierta secta etc.
No digan que el cambio era necesario, porque una cosa es EL cambio y otra ESE cambio. Los carlistas urgían una y otra vez retomar la tradición española cuando vivía el mismo Franco.
Nosotros queremos otra constitución política, que responda a lo que España debe ser, sigue siendo y siempre fue. Que de a Dios el culto y tributo debido, y respete los diez mandamientos del Sinaí para todos porque son de ley natural así como la ley de la Iglesia para los católicos. Queremos que se devuelva a la sociedad lo que el Estado pre totalitario le sustrae (estatismo convertido en ciertas leyes en totalitarismo constitucional).
Queremos que se reconozca la unidad de España en su variedad foral, y no los estatutos de autonomía que son delegación del poder omnímodo del Estado. Los Fueros tienen personalidad y continen los derechos que no expresan ni pueden expresar los estautos autonómicos, que son mera delegación de un Estado marcado por el estatismo. Por eso las autonomias son pequeños estados... además doblemente opresores: por ser delegación del Estado y por el ánimo de los partidos que las gobiernan.
Queremos que se permita y estimule -y no impida- una verdadera representación social en vez de hacer posible y acelerar su paulatina corrupción. Que reconozca que se es rey porque éste gobierna y defiende a los más débiles como los aún no nacidos...
¡Qué fácil es a los líderes dejarse llevar por el Mundo y el mundanal ruido...! Queremos unas leyes que impidan la manipulación de la sociedad por los medios de comunicación y las élites de conquista del poder para que ésta diga lo que se ellas quieren que consienta y diga...
Necesitamos y queremos otra cosa.
El observador
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