Boletín Oficial de la Comunión Tradicionalista Carlista de Navarra

lunes, 8 de septiembre de 2025

Privilegio de la Unión de Pamplona 1423

Efemérides


FELICIDADES a todos los pamploneses. Hoy es un día para recordar y aprender.

Recordar que éste 8 de septiembre se conmemora una vez más, el Privilegio de la Unión de Pamplona, por el que, en 1423, el rey Carlos III de Navarra dispuso, a petición de los vecinos de los tres Burgos de San Cernin, San Nicolás y Navarrería, que se uniesen las tres ciudades o burgos en una única ciudad. La guerra de la Navarrería y el arrasamiento del burgo de Navarrería, del burgo de San Miguel y de la judería, ocurrida en 1276, quedaba muy atrás; por su lejanía, el motivo de la unión no fue negativo -huir de luchas internas-, sino positivo. No en vano, la unión hace la fuerza.

Se derribaron las murallas interiores y se dispuso que se levantase el nuevo Ayuntamiento en la confluencia de los tres burgos, como se hizo. 

Desde la configuración de dicho Privilegio, Pamplona se rigió por un texto legal propio y exclusivo, consistente en 29 artículos, capítulos o disposiciones. Lo hizo desde dicho 8-IX-1423 hasta el 7-IX-1836, salvo un breve período, fruto del pronunciamiento liberal militar, comprendido del 26-III-1820 al 18-IX-1823 que tuvo un Ayuntamiento del Gobierno

Este mismo documento rigió la Pamplona medieval de los reyes de la Navarra independiente, pero también la Pamplona de los Austria y Borbones, siendo tras 1512 el rey de Navarra el que lo fuese en Castilla. Cambiaba la cabeza del Reino, pero no el Reyno ni la forma de gobierno de Navarra ni de la ciudad Pamplona.

El Privilegio de la Unión era una ley particular, no un "privilegio" caprichosamente concedido como algunos lo entienden hoy, contrario al igualitarismo liberal. Cada población tenía su historia, su vida propia, sus problemas y sus necesidades, reafirmado todo ello en el ser propio de sus vecinos e instituciones. La ciudad, en caso de tener problemas, recurría a su cabeza política que era el rey. Por eso recurrieron los tres burgos en 1423.

También queremos destacar lo siguiente:

La nueva unidad municipal o Ayuntamiento mantuvo la procedencia originaria y personalidad de cada burgo. Unidad en la diversidad. 

Al rey recurrieron los tres burgos pero también las fuerzas vivas, cargos o personalidades de la ciudad.

Con pocos artículos, que se fueron precisando y aplicando cuando surgían problemas, se gobernó una ciudad durante cuatro siglos, y más, toda vez que el texto legal de 1423 surge de las costumbres propias de los tres burgos que se juntaron en una sola ciudad. La buena gobernanza de Pamplona garantizó el éxito del texto legal e 1423 en la que se basaba su funcionamiento. Este texto legal también fue elevado a Ley del Reyno. 

Tras 1423 no hubo conflictos por temas municipales, aunque sí algunas reformas hacia 1780 (sobre el tesorero) y sobre todo en 1817 (sobre la elección sin distinción de burgos). Estas reformas se realizaron siguiendo lo establecido por el Privilegio de la Unión.

El siglo XVIII fue el siglo de mayor prosperidad en la configuración urbana de la ciudad, y en la misma institución municipal. Lo ha estudiado José Fermín Garralda en su tesis La administración municipal de Pamplona en el siglo XVIII (1986). Otros autores han trabajado otros siglos como la tesis de Irurita Lusarreta (época bajomedieval), la de Lasaosa Villanua (x. XVI), el libro Arazuri (Felipe II), l de Valentín Redín (Usos y costumbres del Ayuntamiento de Pamplona, 1987). Por su parte, Garralda de nuevo estudio dicho Ayuntamiento durante el Trienio constitucional, Del Campo sobre el s. XIX), Molins, Hueso etc. 

La representación fue orgánica, en este caso por burgos creando una norma escrita. Pero también fue sectores sociales, pues los llamados a regir la ciudad eran las capacidades, en este caso por la costumbre adquirida. Esta costumbre era de sentido común: los primeros regidores de cada uno de los tres Burgos que formaban una única ciudad, eran de la nobleza, los siguientes eran propietarios y abogados, procuradores, escribanos o notarios, y, los últimos, eran comerciantes, como también lo era el tesorero municipal. 

Para los que sean de fuera de Pamplona,
no es el Ayuntamiento, sino el final del
IIº Ensanche, conjunto monumental
que hemos de conservar. 

Todos los vecinos se juntaban como un solo hombre en torno a su Ayuntamiento, en el que todos los vecinos se sentían representados. La unión hacía la fuerza. 

A finales de siglo XVIII y comienzos del XIX, el Ayuntamiento pamplonés tuvo que defender sus derechos frente al centralismo del absolutismo ministerial, y lo hizo con éxito aunque a veces tuvo dificultades. Lo mismo diremos del Reino de Navarra, en el que las dificultades al efecto fueron mayores. 

El absolutismo monárquico tuvo su continuación en el Liberalismo gaditano y posterior, en el que Pamplona y Navarra se igualaron al resto de la monarquía con la consiguiente protesta de sus vecinos y naturales respectivamente.  Los realistas pamploneses de 1820 buscaban restaurar el Privilegio de la Unión con sus últimas reformas (1780 y 1817), lo mismo que los carlistas de 1833. La Revolución liberal hizo lo mismo que el absolutismo ministerial.

Lo que un Ayuntamiento erige, otro no lo destruye, lo que muestra la continuidad de una ciudad por encima de los gustos personales, y las preferencias de grupo e intereses más o menos nobles.

La alegoría de la fama, dos campanas, dos escudos -Pamplona y el Reyno de Navarra- protegidos por sendos leones pasantes, y los dos hércules también alegoricos del frontispicio de la 
casa consistorial de Pamplona (mediados s. XVIII). Autor: F. de M. 

F. de M. 


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