AGENDA
No nos es dado el silencio ante la muerte silenciosa del más pequeño e inocente. El respeto de la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural es el primer Fuero. Hasta ahora no era necesario que estuviese escrito.Cuando la radicalidad del egoísmo o la frialdad del alma -como témpano- nos corroe, no esperemos ni justicia, ni paz, ni convivencia, ni futuro. Una sociedad liberal -donde los fuertes y tramposos hacen lo que quieren- y vieja -sin relevo generacional-, sólo encontrará problemas en su lenta agonía. No se trata de vasquitos o no vasquitos sino de personas.
La conversión se hace en un momento.
Pues una vida humana, la más pequeña que sea,
tiene un valor infinito.
JFG
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