Boletín Oficial de la Comunión Tradicionalista Carlista de Navarra

martes, 26 de marzo de 2019

Desorientación en todos los partidos

OPINIÓN

DESORIENTACIÓN es lo que tienen los españoles. La tienen los partidos políticos del candelero y otros nuevos, y la transmiten a la ciudadanía, a los vecinos de cada lugar.

Los políticos partitocráticos están de pre campaña. Las listas se han cerrado. Todos aspiran a dar algo a sus electores para tener todo sobre todos. Ha sido vergonzosa  la caza y captura de personajes mediáticos para engrosar las listas electorales y hacerlas correspondientes llamadas de atención. La prensa se hace eco de la política de fichajes estrella. "¡Atención, atención!: aquí viene el nuevo salvador, tan llamativo él. ¿Quién no lo conoce? Fíjense que brilla como un lucero". Conciendo este hartazgo, y según la prensa, la lista de Podemos estará integrada por los dirigentes más fieles a Iglesias y por los representantes de las confluencias. Casi nada.

La política partitocrática se ha convertido en el patio del Monipodio cervantino. Este señor era el jefe de los pícaros que organizaba a todos y daba cobijo y trabajo a quienes querían prosperar a costa de los demás. Sin duda, entre los futuros políticos los habrá que no son pícaros, políticos de vocación, pero da mucho qué pensar que la búsqueda del puesto de elección segura parezca el patio de Monopodio. El puesto es tentador como para no hacer tonterías, sobre cuando las hacen casi todos.

Ocurre que los políticos que salgan elegidos, van a tener demasiado poder. De partir de cero, luego tienen demasiado poder.  Decimos que todo sobre todos. Por eso quieren auparse al  poder, mientras  la ciudadanía consciente o inconscientemente alerta sobre quién va a conseguirlo finalmente. Todos los políticos temen al otro y la ciudadanía teme a todos.

Propongo que, caiga quien nos caiga, el tal deje de tener tanto poder. Que lo devuelva a la sociedad. Eso debiera de exigirlo la Constitución, pero con la actual el Estado ha crecido absorbiendo la sociedad. No es de recibo que la ciudadanía que vota al perdedor no sienta ser gobernada con libertad y justicia. Aquí tenemos justicia de partido, libertad de partido, desenfreno en algunos y esclavitud en casi todos. Así lo decía Aparisi y Guijarro hace la pera de tiempo. Para ocupar el poder hay infinitos charlatanes, y se dice a la ciudadanía que tome como libre al traficante de la libertad ajena.

La política no es un empleo sino un servicio, uno de los servicios más nobles en cualquier comunidad. Por eso, la política y el político debe respetar los derechos legítimos de los españoles y los cuerpos sociales, y debe autolimitarse, reconocerse limitada y dejarse limitar. La política debe tener principios y respetar todos los principios fundamentales. Decimos que todos los principios. Y desde luego, debe omitir las triquiñuelas del mal vendedor, tan fáciles y tan tentadoras cuando otros las utilizan para beneficiarse de ellas a corto plazo.

La política está desorientada. Los partidos desorientan. La campaña nos hunde a todos en la mediocridad colectiva y hasta el engaño sistemático. Lo hemos visto con los restos del PP y el gran engaño sistemático Aznar y Rajoy... hacia quienes se dejaron engañar. Y los líderes bienintencionados no pueden frenar la cascada de desaciertos y bobadas en esta pre-campaña. Hay temor en la gente. "Al pobre pueblo se le ha chupado la sangre y dejado desnudo... en cambio, para engañarle, se le ha puesto sobre la cabeza una corona... de espinas" (A. y G.).

El engaño Rajoy-PP fue sonado y pasará a los Annales de la mentira política y del sistema: los políticos peperos fallaron al electorado pepero, pero éste votó ideas e intenciones, de modo que los jefazos del PP expulsados por la mocion de censura del tal Sánchez, deberían  haber dado paso a otros del mismo partido ajenos a la corrupción. Y el sr. Sánchez debiera haberlo promovido. El electorado fue absolutamente engañado por los Rajoy, y España lo fue por Sánchez cuando llegó al poder y lo hizo de esa manera.

Faltó mandato imperativo y juicio de residencia -están prohibidos en la Constitución que da "barra libre"-, y faltó la aspiración más elemental al Bien Común.

Desorientados y desorientan los comunistas y socialistas, los separatistas, los peperos, los de ciudadanos, los de Vox (hay que ver lo que hacer y dicen para hacerse notar). Los españoles necesitamos otra cosa. Ya vendrá el abuso de poder de unos y otros, y el desengaños de todos (salvo de los amigos directamente beneficiados por las prebendas de la partitocracia). No puede tener carta de ciudadanía electoral el abuso del poder, aunque uno mismo por su parte se autolimite, porque si gana el malote o el más abusón, luego nada se podrá decir. A callar que es su hora, aunque uno diga que él no lo haría.

Desorientados de nuevo y de nuevo desorientan.

Ramón de Argonz


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