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Piden su dimisión.
Pedimos su dimisión.
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La Redacción
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Nota de Prensa
Mordaza contra Valtierra
(PSN/PSOE y partitocracia contra Navarra)
La Comunión Tradicionalista Carlista (CTC)
de Navarra ha criticado la investigación al alcalde de Valtierra por supuesto
delito de odio, y ahora también critica el abandono a dicho alcalde por parte
de los que de la partitocracia debieran apoyarle. Nuestro apoyo al Sr. Alcalde
de Valtierra por ejercer libremente su jurisdicción y por defender el bien
común de su pueblo como éste le ha encargado.
La CTC de Navarra rechaza la derivación
de 118 inmigrantes a Navarra impuesta por el Partido Socialista. No en vano el Gobierno
foral admite no tener los recursos y que la financiación estatal (algo más de 3
M€) es insuficiente, mientras el
Gobierno bate récords de recaudación tanto en España como en Navarra (2,600
millones de euros). Pero ¿qué está pasando aquí?
El PSN/PSOE de la presidente María
Chivite ha convertido Navarra en un laboratorio de socialismo incompetente.
Algunos ejemplos: Sanidad con 62.375 enfermos en primera consulta y 10.067 en
operación, 96 días para operarse y 78 para ser recibidos por el especialista. Además
maquillan cifras con la “lista estructural” para “esconder” pacientes. El transporte
público encadena amenazas de huelga y hasta agresiones a conductores. En el
importantísimo ítem de la salud mental, Benito Menni sufre huelga por cierres y
despidos avalados por el Gobierno: retrato del deterioro general. En lo social,
AROPE sube al 17,2%, y la familia se hunde: sólo 4.561 nacimientos en 2024 (2º
peor dato), 1.113 disoluciones y 42,5% de nacimientos fuera del matrimonio.
Sufrimos un PSN centrado en la propaganda que genera un invierno demográfico y
una pobreza que no sabe -ni al parecer quiere- frenar.
El PSN/PSOE carga sobre sus espaldas un
historial negro: Urralburu, condenado por cohecho y fraude, entró en prisión
—primer presidente autonómico encarcelado por comisiones—; Otano cayó por una
cuenta suiza y dimitió con el hedor de dinero opaco pegado al partido: dos
sellos de un socialismo navarro tatuado por la corrupción.
Ahora la trama en torno a Koldo García
y el entorno de Santos Cerdán salpica al corazón del PSOE navarro, con
sociedades pantalla en Navarra bajo la lupa de la UCO, detenciones, dimisiones
y una comisión de investigación que exige explicaciones a la presidente Chivite.
Nos avergüenza que el nombre de Navarra salga
a la luz cuando la política nacional habla de corrupción. Más aún, ¿es que nada
se puede exigir a los socios del gobierno de Chivite en favor de Navarra? Tiempo perdido. En esto, su
complicidad es evidente, como lo manifestó el silencio de las pancartas de las
Peñas de Pamplona.
Ayer y hoy, el PSN actúa como una máquina
de poder antes que servir a los navarros: encaramándose al Ejecutivo, llega a caer
en la corrupción, opacidad y clientelismo como marca de fábrica.
Que no nos engañen: odio no es que un
alcalde proteja a su pueblo; odio es lo del Gobierno PSN/PSOE de Navarra, cuya
ineptitud deja a los enfermos en largas listas de espera, asfixia servicios,
golpea a la familia y empobrece a los suyos mientras maquilla las cifras.
Señalar al señor alcalde de Valtierra es una verdadera cortina de humo para
tapar la propia negligencia, el desprecio por el bien común y otras cuestiones.
Ya no engañan a nadie, pero el pueblo, como se ha visto de nuevo, ya no sabe a
quién recurrir. El verdadero agresor del pueblo navarro es un Ejecutivo que
criminaliza al que se planta y gobierna a favor de su gente. Basta de
propaganda: quien ataca a su propio pueblo no puede hablar en nombre de
Navarra, como tampoco quien tolera y hasta se suma a estos ataques.
Nuestra posición
Exigimos el respeto y apoyo al señor
alcalde de Valtierra, y el respeto a la jurisdicción municipal.
Proponemos una política migratoria ordenada
y coherente con el bien común: el control eficaz de fronteras y fin de la
inmigración ilegal; la cooperación en origen; la seguridad ciudadana dirigida
por profesionales; criterios de admisión y cupos por países que prioricen
ámbitos culturales afines; y la vigilancia y cierre de focos islamistas
radicales cuando existan.
En paralelo, exigimos respeto y
protección al concebido y aún no nacido y el apoyo a su madre; la supresión de
las leyes del aborto y eutanasia; reforzar la política de familia para aliviar
la presión social: facilitar vivienda a matrimonios jóvenes, ajustar el IRPF al
coste real de los hijos, suprimir el Impuesto de Sucesiones, y el cheque escolar para fortalecer
la familia.
Pamplona, 14 de septiembre de 2025
Comunión Tradicionalista Carlista de Navarra
Noticia
Noticia
El amigo D. F. nos envía esta información que podemos titular "El mayor grado de estupidez, idiotez y estulticia":
La Redacción
Efemérides
Desde la configuración de dicho Privilegio, Pamplona se rigió por un texto legal propio y exclusivo, consistente en 29 artículos, capítulos o disposiciones. Lo hizo desde dicho 8-IX-1423 hasta el 7-IX-1836, salvo un breve período, fruto del pronunciamiento liberal militar, comprendido del 26-III-1820 al 18-IX-1823 que tuvo un Ayuntamiento del Gobierno.
Este mismo documento rigió la Pamplona medieval de los reyes de la Navarra independiente, pero también la Pamplona de los Austria y Borbones, siendo tras 1512 el rey de Navarra el que lo fuese en Castilla. Cambiaba la cabeza del Reino, pero no el Reyno ni la forma de gobierno de Navarra ni de la ciudad Pamplona.
El Privilegio de la Unión era una ley particular, no un "privilegio" caprichosamente concedido como algunos lo entienden hoy, contrario al igualitarismo liberal. Cada población tenía su historia, su vida propia, sus problemas y sus necesidades, reafirmado todo ello en el ser propio de sus vecinos e instituciones. La ciudad, en caso de tener problemas, recurría a su cabeza política que era el rey. Por eso recurrieron los tres burgos en 1423.
También queremos destacar lo siguiente:
La nueva unidad municipal o Ayuntamiento mantuvo la procedencia originaria y personalidad de cada burgo. Unidad en la diversidad.
Al rey recurrieron los tres burgos pero también las fuerzas vivas, cargos o personalidades de la ciudad.
Con pocos artículos, que se fueron precisando y aplicando cuando surgían problemas, se gobernó una ciudad durante cuatro siglos, y más, toda vez que el texto legal de 1423 surge de las costumbres propias de los tres burgos que se juntaron en una sola ciudad. La buena gobernanza de Pamplona garantizó el éxito del texto legal e 1423 en la que se basaba su funcionamiento. Este texto legal también fue elevado a Ley del Reyno.
Tras 1423 no hubo conflictos por temas municipales, aunque sí algunas reformas hacia 1780 (sobre el tesorero) y sobre todo en 1817 (sobre la elección sin distinción de burgos). Estas reformas se realizaron siguiendo lo establecido por el Privilegio de la Unión.
El siglo XVIII fue el siglo de mayor prosperidad en la configuración urbana de la ciudad, y en la misma institución municipal. Lo ha estudiado José Fermín Garralda en su tesis La administración municipal de Pamplona en el siglo XVIII (1986). Otros autores han trabajado otros siglos como la tesis de Irurita Lusarreta (época bajomedieval), la de Lasaosa Villanua (x. XVI), el libro Arazuri (Felipe II), l de Valentín Redín (Usos y costumbres del Ayuntamiento de Pamplona, 1987). Por su parte, Garralda de nuevo estudio dicho Ayuntamiento durante el Trienio constitucional, Del Campo sobre el s. XIX), Molins, Hueso etc.
La representación fue orgánica, en este caso por burgos creando una norma escrita. Pero también fue sectores sociales, pues los llamados a regir la ciudad eran las capacidades, en este caso por la costumbre adquirida. Esta costumbre era de sentido común: los primeros regidores de cada uno de los tres Burgos que formaban una única ciudad, eran de la nobleza, los siguientes eran propietarios y abogados, procuradores, escribanos o notarios, y, los últimos, eran comerciantes, como también lo era el tesorero municipal.
A finales de siglo XVIII y comienzos del XIX, el Ayuntamiento pamplonés tuvo que defender sus derechos frente al centralismo del absolutismo ministerial, y lo hizo con éxito aunque a veces tuvo dificultades. Lo mismo diremos del Reino de Navarra, en el que las dificultades al efecto fueron mayores.
El absolutismo monárquico tuvo su continuación en el Liberalismo gaditano y posterior, en el que Pamplona y Navarra se igualaron al resto de la monarquía con la consiguiente protesta de sus vecinos y naturales respectivamente. Los realistas pamploneses de 1820 buscaban restaurar el Privilegio de la Unión con sus últimas reformas (1780 y 1817), lo mismo que los carlistas de 1833. La Revolución liberal hizo lo mismo que el absolutismo ministerial.
Lo que un Ayuntamiento erige, otro no lo destruye, lo que muestra la continuidad de una ciudad por encima de los gustos personales, y las preferencias de grupo e intereses más o menos nobles.
F. de M.
Noticia
Si el otro día criticamos el gobierno de Chivite por echar la bronca al alcalde de Valtierra sobre el tema de los llamados menas, porque éste dijo que los de Valtierra no pueden más, ahora criticamos a los políticos de la dizque oposición en Navarra porque se ponen al lado de dicho gobierno y con sus mismos "argumentos". Pues bien, nosotros queremos que dejen en paz y respeten al alcalde de Valtierra.
Al alcalde le debe bastar tener el aprecio de su pueblo. El Ayuntamiento y su señor alcalde es el que gobierna y defiende a su vecindario. ¿Tienen que ser las élites de su partido las que le gobiernen a él? A eso se llama partitocracia, en la que unas minorías en palacio o sus aledaños, gobiernan todo sentados en corro para ver quién apuesta mejor.
¡Ay, pueblo mío...! ¿Dónde están tus gobernantes?
Adjuntamos en enlace siguiente:
A muchos no les gusta la partitocracia que, además y desde el poder o sus aledaños, pretende modelar al pueblo como piensan ellos. Lo mejor es que ya nadie les hace ni caso, salvo aquellos a los que favorecen, o temen quedarse fuera de sus favores.
Los más listos son los de Bildu, porque gobiernan entre bambalinas sin exponer así el maximalismo tan caro entre sus votantes.
Lo dicho: todos unidos y no partidos, y agur a la partitocracia.
El observador pertinente